Educación inclusiva
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Olga Vallejo: Esto es el Vagón de la Ciencia, el proyecto de la Universitat Autònoma de Barcelona dedicado a la divulgación científica. Esta tercera edición se centra en la diversidad. En este capítulo hablaremos de educación inclusiva, y para ello nos acompaña Ester Miquel Bertran. Hola, Ester, bienvenida.
Ester Miquel: Hola.
O. V.: Ester es profesora del Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación e investigadora del Centre d’Estudis i Recerca per a una Societat Inclusiva de la UAB. Explícanos: ¿qué quiere decir que una sociedad sea inclusiva?
E. M.: Se refiere a una sociedad donde todo el mundo tiene cabida. Independientemente de las características de cada persona, todo el mundo puede desarrollarse, puede avanzar, puede aprender, puede vivir...
O. V.: Eso es un mundo ideal. ¿En la realidad estamos muy alejados?
E. M.: Estamos un poco alejados. Desgraciadamente, todavía hay situaciones de discriminación, no todo el mundo es considerado igual... Todas las personas somos diferentes, eso es obvio, pero que seamos diferentes forma parte de la especie humana, y esa diversidad también forma parte de otras especies. Ahora bien, diríamos que no todas las diferencias o no todas las tipologías de diversidad son vistas de la misma manera. Cuando alguna de esas características es vista negativamente es cuando se crean los estereotipos y las discriminaciones. Y, como decíamos, desgraciadamente, todavía existen.
O. V.: Gobernanza en Educación Inclusiva es el título de uno de los proyectos del Centre d’Estudis i Recerca per a una Societat Inclusiva. Explícanos: ¿qué implica que la educación sea inclusiva? Debe estar muy relacionada con esa sociedad inclusiva, pero en el ámbito de la educación.
E. M.: Exacto. Con ese proyecto nos hemos centrado más en el contexto educativo escolar. En ese proyecto, que acabamos justo a inicios de este año 2025, hemos participado junto con universidades de Alemania, de Italia y de Austria y también con el que sería el Departamento de Educación de cada una de esas zonas o la parte administrativa responsable de hacer posible que la escuela sea más o menos inclusiva. Por lo tanto, nosotros participamos con el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya. La idea del proyecto era conocer, analizar y ver cómo podríamos aprender los unos de los otros. Por ejemplo, coger alguna experiencia inspiradora que hayan aplicado en algún otro lugar en relación con lo que llamamos gobernanza, que son los diferentes grados de coordinación entre los diversos estamentos responsables de que exista esa educación escolar inclusiva.
O. V.: Si hiciéramos una foto fija de la situación actual de la educación en Cataluña, ¿qué conclusiones extraeríais?
E. M.: Estamos bastante contentos, porque hemos visto que realmente en Cataluña tenemos mucho potencial. Hay aspectos de mejora, como siempre, y también podemos hablar de ello, pero actualmente tenemos un decreto de octubre de 2017 que describe cómo debe ser un sistema educativo inclusivo. Por lo tanto, desde el punto de vista legislativo y de lo que el Govern puede hacer, esto ya está escrito, y es muy positivo porque va en la línea de lo que decíamos antes, con esa definición de inclusión que tiene en cuenta a todo el alumnado de las escuelas, independientemente de sus características. Se trata de encontrar medidas, recursos y apoyos que permitan a cada niño avanzar, aprender y desarrollarse a partir de lo que él o ella es. Es decir, ver cómo debe cambiar el contexto escolar para hacerlo. Por lo tanto, de entrada, ya tenemos un decreto, y eso ayuda.
O. V.: Si ya tenemos ese marco legislativo, que, como dices, es un muy buen punto de partida, ¿qué hace falta para poder avanzar para que la educación inclusiva sea una realidad al cien por cien?
E. M.: Es necesario que se despliegue. Es necesario que lo que dice el marco legislativo se vaya haciendo progresivamente. Todavía nos encontramos con algunas barreras que podríamos decir que son actitudinales. Es decir, todo el mundo que tiene responsabilidades en la educación (maestros y profesorado de la escuela, familias, agentes que ayudan al profesorado a desarrollar sus tareas o en los aspectos más gubernamentales) es necesario que realmente crea que esto debe ser así. Por lo tanto, hay que conseguir que haya una actitud positiva hacia la diversidad y pensar que es el entorno el que se debe ajustar a las necesidades de las personas, y no intentar que sean las personas las que se transformen.
O. V.: Ahora damos por hecho que tenemos el marco legislativo y tenemos la sensibilidad. ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Hacen falta recursos económicos, personales...?
E. M.: Sí. Si lo preguntáramos a la comunidad educativa, dirían que sí, que les hacen falta más recursos, eso es verdad. También hay que organizar los recursos que ya existen, saber optimizarlos al máximo. Una idea básica que hemos visto en el proyecto y que conocemos también a nivel internacional, con evidencias, es que hay que trabajar en red, de manera colaborativa. No es posible que un único maestro, siempre con su grupo de estudiantes, pueda hacer que todos aprendan. Ni una única escuela, si no tiene en cuenta las interacciones con otros centros o con otros servicios externos a las escuelas. Por lo tanto, esta idea de aprender a trabajar colaborativamente y con el apoyo de otras instituciones, herramientas y personas es muy importante. Y se está haciendo, pero hay que hacerlo más.
O. V.: ¿Eres optimista? Quiero decir, tenemos esa base, que es muy importante, pero si se tarda mucho en el despliegue o si no hay suficientes recursos... ¿Hace falta algo más?
E. M.: Aquí podríamos entrar en temas de financiación y todo eso, pero desde el punto de vista de lo que nosotros encontramos en la investigación y las evidencias que tenemos gracias a la investigación, aparte de los aspectos que hemos ido mencionando, podríamos decir que estamos en el camino correcto, porque cada vez somos más conscientes de ello. Eso no quiere decir que no nos encontremos barreras. De hecho, el concepto de barreras es muy de escuela inclusiva o de educación inclusiva en general, porque decimos que hay que identificar las barreras que hay para poder superarlas, y para superar esas barreras hay que desplegar recursos u optimizar al máximo los que tenemos. Uno de los recursos que tenemos y que a veces es el menos utilizado son los propios estudiantes: el apoyo entre ellos y el trabajo cooperativo en el aula entre iguales también es una de las herramientas potentes y deberíamos desarrollarla más. Pero para hacer todo esto es necesario que el profesorado lo sepa; es necesario que sepa, a partir de las evidencias que tenemos de la investigación, qué prácticas educativas pueden ser más efectivas y cuáles lo son menos. Por lo tanto, la formación y el hecho de traspasar estas informaciones al profesorado son muy importantes.
O. V.: ¿Tenéis identificadas las barreras más habituales?
E. M.: Las barreras más habituales van desde las barreras actitudinales que hemos comentado antes hasta la falta de recursos, en el sentido de que siempre podríamos desplegar más. Es verdad que en algunas zonas y situaciones hacen falta más recursos que en otras, y esa distribución hace que en algunos lugares realmente haya una falta de recursos. También está el tema de la formación y, sobre todo, el hecho de basarse en evidencias, en lo que sabemos que funciona. Muchas veces la barrera que encontramos es que la gente va haciendo lo que ha hecho toda la vida, y quizás ahora tenemos nuevos datos que muestran que habría que cambiar ciertas cosas. También está la cuestión de la organización en nuestro entorno. Eso también ocurre en Alemania y en Austria, pero no en Italia. En los primeros dos países hay dos sistemas paralelos: el de la escuela especial y el de la escuela ordinaria, ambos muy potentes. La idea, y eso también lo dice el decreto, es ir transformando esos centros de educación especial, que están muy especializados y cuentan con profesionales muy bien preparados y herramientas, e ir traspasando a la escuela ordinaria todo ese conocimiento que tienen. Por ejemplo, en Italia ya hace muchos años que hay un único sistema, desde los años setenta. Ahora el objetivo es irnos moviendo hacia aquí.
O. V.: Es evidente que los profesionales de la educación tenéis esa sensibilidad por la escuela inclusiva. ¿Dirías que la sociedad está suficientemente concienciada sobre la importancia y la necesidad de que la educación sea inclusiva?
E. M.: Seguramente no. En el mundo vemos que hay situaciones en las que esas diferencias entre las personas (diferencias culturales, lingüísticas o de capacidades) no todos las ven como algo positivo. De nuevo, aquí nos hace falta tener evidencias, que podemos encontrar gracias a la investigación. Sabemos que en las aulas y en las escuelas donde los niños están todos mezclados, independientemente de cuáles son sus características, crecen más sensibilizados hacia el hecho de que hay compañeros que son diferentes y que ellos también lo son, y se valora positivamente. Por lo tanto, la sociedad también necesita esas experiencias positivas y romper mitos sobre algunos tipos de población y algunas características de las personas, para ver que realmente todos podemos hacer alguna aportación positiva; en sentidos diferentes, pero lo podemos hacer.
O. V.: ¿Tenéis evidencias sobre la posible influencia del auge de la extrema derecha en Europa? ¿Dificulta o facilita de alguna manera el proceso de transformación educativa hacia una educación inclusiva?
E. M.: Definitivamente, muchas de las ideas que esos grupos comentan no son precisamente de ir hacia una sociedad diversa, sino que hay unos colectivos que están perseguidos o que se ven como negativos. Por ejemplo, a lo largo de este proyecto coincidió el cambio de Gobierno en Italia, y las compañeras italianas, tanto de la universidad como de la administración educativa, nos explicaban indicaciones que les estaban llegando. Como decía antes, desde los años setenta hay una única tipología de escuela, donde todos los niños y jóvenes van a la misma escuela, y ahora les estaban llegando ideas u órdenes de sacar de la escuela a algunos niños por su discapacidad o por sus dificultades. Es decir, separar a las personas diferentes. De momento, no está pasando, pero sí están recibiendo algunas ideas en esa línea, y pensamos que eso es peligroso.
O. V.: ¿Hay algún sistema educativo europeo que sea un modelo a seguir de educación inclusiva, lo que todo el mundo anhela?
E. M.: Italia lo era, pero ahora está así, así... También tenemos Portugal, que es un país donde se ha trabajado mucho por esas diferencias, para que se pueda avanzar y para poner los recursos y los apoyos para conseguirlo. No tenemos un modelo concreto para decir «Ahora hacemos todos lo mismo que en este país». Por ejemplo, años atrás, se hablaba de Finlandia, porque obtiene las mejores notas... Pero cada lugar tiene sus características y su contexto. Yo diría que nosotros tenemos una buena base y lo que hace falta es ir desplegándola y, sobre todo, ir aportando evidencias de las prácticas que ya estamos implementando y que hay que potenciar, de las prácticas que se están haciendo que no son tan adecuadas, y de las prácticas que nos podrían ayudar a avanzar.
O. V.: Ester Miquel Bertran, profesora e investigadora del Centre d’Estudis i Recerca per a una Societat Inclusiva de la UAB, muchas gracias por haber subido al Vagón de la Ciencia.
E. M.: Muchas gracias a vosotros, un placer.
O. V.: Y tú, si quieres saber más, escucha otro capítulo.
El Vagón de la Ciencia, un proyecto de la Universitat Autònoma de Barcelona con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.
Investigadora
Ester Miquel Bertran
Profesora lectora Serra Húnter del Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación de la UAB. Es miembro del Centre d’Estudis i Recerca per a una Societat Inclusiva (CERSIN), del Grupo de Investigación sobre Aprendizaje entre Iguales (GRAI) y del equipo coordinador y docente del máster en Apoyos a la Inclusión Educativa y Social.
Sus líneas de investigación y colaboración con los centros educativos se centran en la formación del profesorado en redes de aprendizaje entre iguales, focalizada en la docencia compartida como instrumento de atención al alumnado y de formación del profesorado, y en el apoyo a la inclusión educativa, a partir del desarrollo del Índice para la inclusión.
Se puede encontrar la producción científica de Ester Miquel Bertran en el Portal de Investigación de la UAB.
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