6. Diversidad religiosa


Cuando hay más de una religión en un mismo territorio, hay diversidad religiosa.
No solo se tienen en cuenta las religiones oficiales, sino también las prácticas, las creencias, las costumbres y las expresiones espirituales que se manifiestan en la vida cotidiana.
Cuanto más secularizada está una sociedad, más complejidad y más diversidad religiosa hay. Las sociedades secularizadas son aquellas en las que la religión oficial ha perdido importancia y ya no determina la vida y las creencias de las personas. En estas sociedades, la religiosidad no desaparece, sino que se vive de maneras muy diversas: como una fe personal, como prácticas espirituales o como una fórmula para afirmar la identidad de grupo.
Las instituciones y la sociedad en general deben hacerse cargo de esta diversidad, sobre todo de cómo se gestiona la presencia y convivencia de las diferentes religiones en el espacio público y las instituciones públicas.
La diversidad religiosa en Cataluña
Cataluña es uno de los territorios más secularizados del mundo, con mucha diversidad religiosa y en transformación constante.
Conviven más de 15 confesiones diferentes y hay más de 6.000 centros de culto. En el año 2023, el 52¿% de la población catalana (y el 72¿% de los jóvenes) se declaraba no religiosa, y cada vez hay menos gente que se considere católica (48¿%) y más gente que practica otras religiones.
Al mismo tiempo, cada vez hay más gente que hace prácticas espirituales no religiosas, como la meditación o el yoga.
Esta situación es el resultado de tres procesos:
- La secularización generalizada.
- Las migraciones de personas de culturas diversas.
- La llegada de nuevas formas de espiritualidad.
Estos procesos se han dado en un contexto dominado por la religión católica, a veces impuesta violentamente, y donde ha habido alternativas religiosas importantes, como el espiritismo, el protestantismo o la teosofía, que tuvieron mucha influencia pero fueron duramente reprimidas.
Por lo tanto, la diversidad religiosa no es una simple suma de confesiones, sino una serie de relaciones en tensión, marcadas por la desigualdad que afecta a su reconocimiento y representación en las instituciones.
Por ello, a pesar de la diversidad religiosa en Cataluña, la situación sigue siendo desigual. El catolicismo tiene unos privilegios que otras confesiones no tienen: tiene más financiación, más espacios de culto, más presencia en las escuelas, más festividades oficiales, más oportunidades para celebrar rituales (como los funerales) en espacios públicos...
La presencia dominante del catolicismo está tan normalizada que suele pasar desapercibida, y a menudo se justifica haciendo referencia a las tradiciones culturales o históricas del país. Son ejemplo de ello las canciones infantiles, el calendario de fiestas o la arquitectura urbana.
Las minorías religiosas, en cambio, a menudo ocupan espacios marginales. Sus centros de culto suelen estar apartados en polígonos industriales o disimulados en locales comerciales, tienen menos recursos y están menos presentes en las instituciones públicas. Esto implica considerables desigualdades de acceso a los derechos religiosos, y afecta a aspectos tan importantes como la asistencia espiritual en hospitales, el reconocimiento de los días festivos, la presencia en las escuelas o el acceso a funerales y espacios de duelo, entre otros.
La diversidad religiosa en el mundo
- El 84¿% de la población mundial se declara creyente de alguna tradición religiosa.
- El cristianismo es la religión más numerosa (31¿%), seguida del islam (24¿%), el hinduismo (15¿%), el budismo (7¿%) y las religiones indígenas (6¿%).
- El 16¿% de la población mundial se declara no creyente de ninguna religión oficial.
El Parlamento de las Religiones del Mundo fue muy importante para reconocer la diversidad religiosa y el diálogo entre religiones. Se fundó en 1893 y es un espacio de encuentro entre personas de diversas confesiones para dialogar y comprenderse mutuamente, para poner en común los problemas y retos del mundo actual, y para buscar caminos para la convivencia y la paz mundial.
Aun así, actualmente muchas personas son discriminadas y agredidas a causa de su religión: más del 30¿% de la población mundial vive en países donde no hay libertad religiosa.
Para conseguir que se respeten los derechos religiosos de todas las personas, hay que garantizar que las instituciones sean inclusivas, saber gestionar las tensiones entre las diversas maneras de ver y vivir el mundo, y evitar los fundamentalismos.
Reconocimiento, derechos y convivencia
La manera en que entendemos y gestionamos la diversidad religiosa tiene consecuencias importantes en la convivencia democrática y los derechos de las personas. Si no tenemos en cuenta la complejidad de la cuestión y adoptamos una perspectiva simplista, podemos caer en discursos de odio y prácticas excluyentes.
Gestionar bien la diversidad religiosa significa garantizar el derecho de todas las personas a expresar y vivir su religiosidad en igualdad de condiciones que el resto. Y sobre todo quiere decir construir una sociedad democrática capaz de reconocer, valorar e incluir la diversidad como una fuente de riqueza cultural y un elemento fundamental para la justicia y la cohesión social.
Hay diversidad religiosa cuando hay más de una religión
en un mismo territorio.
Las religiones no son solo las creencias oficiales
o los ritos que ordena la Iglesia,
sino también las ideas y las prácticas espirituales,
aunque no sean oficiales.
Las sociedades secularizadas
son aquellas en las que la religión oficial ha perdido importancia
y ya no determina la vida y las creencias de las personas.
Eso no quiere decir que no haya religiones,
sino que, en estas sociedades, la religiosidad
se vive de maneras muy diversas: como fe personal,
como práctica espiritual
o como una forma de identificarse con un grupo.
De hecho, en las sociedades más secularizadas
hay más diversidad religiosa.
Nuestra sociedad está secularizada
y tiene mucha diversidad religiosa.
Es muy importante que la sociedad y el gobierno
gestionen bien esta diversidad
para que todo el mundo se sienta representado y haya buena convivencia.
La diversidad religiosa en Cataluña
Cataluña es uno de los territorios más secularizados del mundo
y tiene mucha diversidad religiosa.
La mitad de la población catalana dice que no es religiosa,
y la gente joven lo dice aún más:
7 de cada 10 jóvenes dicen que no son de ninguna religión.
Al mismo tiempo, cada vez hay más gente
que sigue otras prácticas espirituales,
como la meditación o el yoga.
Antes había mucha más gente creyente y la gran mayoría era católica,
pero la Iglesia cada vez tiene menos influencia,
han llegado personas de otras religiones
y se han puesto de moda otras formas de espiritualidad.
Esto ha hecho que cada vez haya menos gente católica
y menos gente religiosa en general.
Pero la religión católica sigue teniendo unos privilegios
que las otras religiones no tienen:
hay muchas iglesias por todo el territorio catalán,
los niños pueden estudiar religión católica en la escuela,
muchas fiestas oficiales coinciden con festividades católicas,
como Semana Santa o Navidad,
es fácil celebrar rituales católicos en espacios públicos, como los funerales…
Mucha gente no se da cuenta de que en el día a día hay tantos elementos católicos
porque está tan acostumbrada que le pasan desapercibidos.
En cambio, las personas de otras religiones sí se dan cuenta.
En el trabajo, siguen el calendario católico;
tienen pocos templos, más pequeños, más sencillos y a menudo escondidos;
tienen menos recursos económicos;
su religión no se enseña en las escuelas;
no tienen lugares públicos donde celebrar sus funerales...
Esto quiere decir que no todas las personas
tienen los mismos derechos religiosos,
es decir, que hay discriminación a causa de la religión.
La diversidad religiosa en el mundo
En todo el mundo, 8 de cada 10 personas creen en alguna religión.
Las religiones con más creyentes son el cristianismo y el islam,
seguidas del hinduismo, el budismo y religiones indígenas,
propias de diferentes pueblos y culturas.
También hay personas que no siguen ninguna religión oficial,
pero tienen creencias y prácticas espirituales diversas.
En 1893 se fundó el Parlamento de las Religiones del Mundo,
un espacio donde se encuentran personas de muchas religiones diferentes
para dialogar sobre sus creencias,
reflexionar sobre los conflictos del mundo
y buscar caminos para conseguir la paz.
Este espacio es muy importante porque reconoce la diversidad religiosa,
da importancia a todas las religiones y facilita la convivencia en el mundo.
Aun así, todavía hay muchos países donde no hay libertad religiosa,
donde las personas que tienen religiones diferentes de la oficial
son discriminadas e, incluso, agredidas.
Una tercera parte de la población mundial
vive en países donde no hay libertad religiosa.
Por ello, hay que seguir luchando
para que se respeten los derechos religiosos de todas las personas.
Para conseguirlo, es muy importante
que todas las religiones estén representadas en las instituciones,
que todas las sociedades sean inclusivas
y aprendan a convivir con la diversidad religiosa,
y que las personas que siguen una religión
sean respetuosas con el resto.
Religión, derechos y convivencia
A veces nos parece que una religión
es un sistema de creencias y rituales determinado
que algunas personas siguen y otras no.
Pero, en realidad, es un fenómeno mucho más complejo,
que no solo determina si creemos en un dios o no,
sino que condiciona cómo pensamos,
cómo vivimos, cómo vemos el mundo
o cómo nos relacionamos con nosotros mismos
o con las demás personas y grupos.
Si queremos conseguir la convivencia pacífica
de todas las religiones del mundo,
es importante tener en cuenta
que la religión está relacionada con muchos aspectos
de la vida de las personas.
La convivencia pacífica solo será posible
si se reconocen todas las religiones,
se respetan los derechos de todas las personas
en igualdad de condiciones con el resto,
y nuestras sociedades son respetuosas y acogedoras.
Texto adaptado por la Asociación Lectura Fácil

Autor
Mar Griera Llonch
Catedrática del Departamento de Sociología de la UAB, donde imparte docencia en sociología del conocimiento y pensamiento sociológico contemporáneo.
Su investigación se articula en torno a la intersección entre la diversidad religiosa, la identidad, el patrimonio y la política en la Europa contemporánea. Analiza cómo las sociedades actuales construyen sentido mediante imaginarios espirituales, rituales cotidianos y prácticas vinculadas al bienestar, la salud y la moral, así como la manera en que se negocia con el pasado para dar forma al presente. Ha coordinado varios proyectos de investigación competitivos y ha publicado extensamente sus resultados en libros y revistas académicas internacionales.
Ha sido investigadora invitada en instituciones como la École Pratique des Hautes Études (2022); la Universidad de Lausana (2016); el Institute on Culture, Religion and World Affairs de la Universidad de Boston (2009); la Universidad de Ámsterdam (2008); la Universidad de Exeter (2006), y la Universidad de Estrasburgo (2004).
Ha sido reconocida con varios premios, como el Premio ”la Caixa” de Ciencias Sociales (2003), el Premio Extraordinario de Doctorado (2009) y el Premio IEC de Sociología Manuel Sales i Ferré (2011), así como con una ICREA Academia Fellowship (2021-2026).
Actualmente, es presidenta del Comité RC22 de Sociología de la Religión de la International Sociological Association (ISA) y miembro del Consejo de la International Society for the Sociology of Religion (ISSR), del Consejo Asesor Europeo del Institut d’Étude des Religions et de la Laïcité (IREL) y del Consejo Asesor para la Diversidad Religiosa de la Generalitat de Catalunya.
Cabe destacar, también, su compromiso con la transferencia de conocimiento a las administraciones públicas y a la sociedad civil, así como su apuesta por una investigación crítica y situada para comprender las transformaciones del hecho religioso y espiritual en el mundo contemporáneo.
Se puede encontrar la producción científica de Mar Griera Llonch en el Portal de Investigación de la UAB.
Información complementaria