5. Diversidad étnica y racialización


A lo largo de la historia, la raza ha condicionado mucho la manera en que las sociedades clasifican a las personas y tratan la diferencia.
Durante muchos años, la raza ha dividido a las personas por los rasgos físicos, como el color de la piel, y se ha utilizado para justificar la dominación de unos grupos sociales sobre otros.
La ciencia moderna ha demostrado que la raza no tiene ninguna base científica. De hecho, conceptos raciales como negro, indio o blanco no existían antes de la colonización de América y la explotación de África. Los inventaron los colonizadores europeos para justificar el sometimiento de las personas y los pueblos colonizados. Este es el origen del racismo genético, que se extendió por Europa hasta el siglo xx.
Hoy en día, la mayoría de la gente ya no cree en la raza genética, pero la sociedad sigue siendo racista. Hay una nueva idea de raza que no se basa en rasgos biológicos, sino sociales, culturales, religiosos, físicos, lingüísticos, etc. La raza social es una construcción de nuestras sociedades, no existe en la naturaleza, pero sus efectos son muy reales, sobre todo para las personas racializadas.
La racialización consiste en atribuir una raza social a una persona a partir de algunas características culturales, religiosas, físicas o lingüísticas, y tratarla como si aquella clasificación racial fuera natural.
En 1961, Frantz Fanon, un filósofo anticolonialista especialista en racismo, definió el concepto de racialización como un proceso político que se da sobre todo en contextos coloniales para justificar la dominación de unos grupos humanos sobre otros. Décadas más tarde, hace unos cuarenta años, la filosofía europea lo redefinió como un proceso social que construye categorías para clasificar a las personas haciendo ver que estas categorías son naturales.
El racismo se basa en la racialización, y considera que unas razas sociales son superiores a las otras. A veces, el racismo se expresa en discursos explícitamente racistas, pero otras veces se manifiesta de manera más sutil, en prácticas sociales que provocan discriminación, exclusión, estigmatización y vulneración de derechos de los grupos sociales racializados. En algunos casos, hay agresiones constantes contra grupos racializados que pueden llegar al exterminio de estos grupos: es lo que se conoce como genocidio.
Además, las discriminaciones producidas por la racialización a menudo se combinan con otras basadas en el género, la clase social, el origen geográfico, la orientación sexual, etc., de manera que las personas racializadas a menudo sufren una discriminación múltiple.
La artista y filósofa Adrian Margaret Piper dice que lo que hace que se identifique con otros afrodescendientes no son las características físicas (porque no hay ningún rasgo que tengan todas las personas consideradas «negras»), sino el hecho de que la sociedad blanca las vea a todas como «negras» y, sobre todo, la discriminación que sufren por este motivo.
Los procesos de racialización son cada vez más complejos, porque las sociedades también lo son, y afectan, sobre todo, a algunos perfiles de personas migradas. Son nuevas formas de racismo y se manifiestan claramente en el discurso antiinmigrantes.
Actualmente, existen muchos tipos de racismo: xenofobia (odio a las personas extranjeras), islamofobia (odio a las personas islámicas), racismo antinegros… Pero todos tienen un rasgo en común: afectan a grupos minoritarios que sufren muchas discriminaciones que el grupo dominante no sufre. El grupo dominante goza de privilegios raciales que ha heredado de la época colonial y que el mismo grupo contribuye a perpetuar, aunque sea de manera inconsciente.
En el año 2024, el 33¿% de la población española afirmaba que se sentía discriminada por su origen racial o étnico. Las personas racializadas con más riesgo de sufrir discriminación son las personas gitanas, musulmanas, afrodescendientes o negras africanas.
Es importante identificar y combatir todas las nuevas formas de racismo, también las más sutiles. No se trata solo de denunciar los prejuicios, las discriminaciones y la violencia racista, sino de promover y construir una cultura realmente antirracista.
La ciencia ha demostrado que las razas no tienen ninguna base científica:
no hay ninguna característica biológica que condicione la personalidad.
Pero, a lo largo de la historia, la raza se ha utilizado
para clasificar a las personas y dominar a algunos grupos sociales.
Cuando los europeos colonizaron América
y esclavizaron a la población africana,
crearon la idea de raza biológica
para justificar la dominación sobre los demás pueblos.
La raza biológica se basa en el aspecto físico,
sobre todo en el color de la piel.
Actualmente, no se clasifica tanto a las personas por el color de la piel,
sino por otras características como la cultura, la religión o la lengua.
Esto se llama raza social.
La sociedad crea estas clasificaciones de forma artificial,
pero termina creyendo que son diferencias naturales
que condicionan la manera de ser de las personas.
Este proceso se llama racialización.
El racismo se basa en la idea de que unas razas sociales
son superiores a las otras,
y que las razas superiores tienen derecho a dominar a las inferiores.
Estas ideas son construcciones creadas por la sociedad,
pero afectan a la realidad,
sobre todo a la vida de las personas racializadas,
porque provocan discriminaciones muy graves.
Además, las personas racializadas
también sufren otras discriminaciones a causa del género,
la clase social o económica, el origen, la orientación sexual…
Adrian Margaret Piper es una artista y filósofa
que tiene antepasados de África.
Dice que se siente identificada con otras personas afrodescendientes,
pero no por sus características físicas ni culturales,
sino por la manera en que las trata la sociedad americana.
En realidad, no hay ninguna característica física
que tengan todas las personas afrodescendientes,
pero la sociedad americana las trata
como si fueran un grupo diferente: el de las personas «negras».
Sentir que la sociedad las identifica como «negras»
y las discrimina por eso
es lo que hace que esta artista se sienta unida a otros afrodescendientes,
aunque no tenga nada más en común con ellos.
Hoy en día, el racismo no se basa en los rasgos físicos,
sino en la cultura, el origen o la situación económica.
Este tipo de racismo afecta sobre todo
a las personas que han migrado,
si tienen poco dinero o vienen de determinados países.
Aunque hoy hablamos más de cultura que de biología,
el racismo sigue funcionando de manera muy parecida:
discrimina, separa y da ventajas a unos grupos por encima de otros.
En el año 2024, 1 de cada 3 personas en España
decía que se sentía discriminada por su origen racial o étnico.¿
Las personas con mayor riesgo de sufrir racismo
son las personas gitanas, musulmanas,
afrodescendientes o negras africanas.
El racismo nunca afecta al grupo dominante de una sociedad,
porque tiene unos privilegios que ha heredado de la época colonial.
Las discriminaciones siempre las sufren los grupos minoritarios.
Por ello, es importante reconocer todas las formas de racismo
y luchar por construir una sociedad realmente antirracista.
Texto adaptado por la Asociación Lectura Fácil

Autora
Sònia Parella Rubio
Profesora titular en el Departamento de Sociología de la UAB y coordinadora del Centre d’Estudis i Recerca en Migracions de la misma universidad.
Sus áreas de especialización son la sociología de las migraciones, las relaciones etnicoraciales y la gobernanza migratoria. Su investigación más reciente estudia las desigualdades que afectan a jóvenes con background migratorio, las prácticas transfronterizas, las desigualdades étnicoraciales y de género asociadas al trabajo de cuidado remunerado, y las prácticas transnacionales de las personas migradas en contextos de regímenes autoritarios.
Ha coordinado y participado en varios proyectos de investigación de alcance autonómico, estatal y europeo y ha publicado varios libros, capítulos de libro y artículos académicos sobre estas temáticas.
Se puede encontrar la producción científica de Sònia Parella Rubio en el Portal de Investigación de la UAB.
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