Historia de la Ciencia

06/2014 -

La divulgación científica, el Franquismo y la Guerra Fría: el caso de Miquel Masriera

Pese a su sólida formación como químico, Miquel Masriera (1901-1981) fue excluido del mundo académico cuando volvió a Cataluña tras el exilio de la Guerra Civil. Sin embargo, pronto se convirtió en un divulgador científico muy prestigioso. Escribió y tradujo libros de divulgación, así como cientos de artículos en periódicos y revistas -en particular en La Vanguardia-, y llevó a cabo un importante programa de divulgación de la energía atómica. En el contexto de la Guerra Fría, la divulgación científica de Masriera actuó en gran medida como elemento de legitimación internacional del régimen de Franco.

Referencias

Nieto-Galan, Agustí. From Papers to Newspapers: Miguel Masriera (1901-1981) and the Role of Science Popularisation under the Franco Regime. Science in Context 26(3): 527-549. 2013. DOI: http://dx.doi.org/10.1017/S0269889713000173.

Miquel Masriera (1901-1981) se formó en la década de 1920 en el Laboratorio de Química Orgánica de Antonio García Banús en la Universidad de Barcelona, y trabajó luego en el Instituto Politécnico Federal de Zurich (ET) con Hermann Staudinger, unos años más tarde, premio Nobel de química por el trabajo en macromoléculas. Posteriormente, Masriera enseñó química física en la Universidad de Barcelona, donde destacó por su investigación en espectroscopia y fotoquímica. Al terminar la Guerra Civil, se exilió a Francia y se incorporó como investigador invitado en el Instituto de Astrofísica de París. De vuelta a Cataluña, sospechoso de colaboración con la Segunda República, nunca recuperó su plaza universitaria, pero se convirtió en cambio en un divulgador científico muy prestigioso, y se adaptó a las restricciones que le impuso la dictadura.

En su propio laboratorio, en su domicilio particular, Masriera adquirió una notable autoridad como experto en espectroscopia y fotografía infrarroja, y trabajó como consultor privado de varias empresas. En el mundo académico, su hipótesis de los 96 elementos de la tabla periódica nunca fue aceptada internacionalmente. Sin investigación básica homologada, ni una plaza académica en la Universidad ni en el CSIC, su carrera se podría considerar como un "fracaso". Sin embargo, fue precisamente en esta situación tan particular, en la que se forjó como periodista científico, bajo la protección del Conde de Godó -propietario de La Vanguardia y destacado franquista-. Su ambiciosa campaña de divulgación de la energía atómica, siempre dentro de los márgenes políticamente correctos, así como sus incursiones en la carrera espacial y la cibernética, convirtieron a Masriera en un prestigioso divulgador de la cultura científica en la España de Franco, en un eficaz narrador que conectaba el lector culto -inmerso en la mediocridad de la dictadura-, con los grandes temas de la ciencia internacional.

Masriera escribió y tradujo libros de divulgación -destaca en particular la traducción de parte de la obra del prestigioso astrónomo británico Arthur S. Eddington-, publicó cientos de artículos en periódicos y revistas, y desarrolló un importante programa de divulgación científica en el contexto de la Guerra Fría, sobre todo después de 1953, un año clave para la legitimación del régimen de Franco por parte de los Estados Unidos. La energía atómica, la astronáutica y la cibernética se convirtieron temas candentes, de interés general, mientras que la formación y contactos internacionales de Masriera (que incluían grandes figuras de la ciencia como Einstein, Staudinger, Dirac, Joliot Curie, Perrin o de Broglie), encajaron muy bien con la intención del régimen de superar el periodo inicial de autarquía y aislamiento y lograr una legitimación exterior suficiente para su supervivencia.


Figura 1: Traducción de Masriera del New pathways of sciencede Arthur S. Eddington (versión en castellano de 1945). Reproducción con permiso de la Biblioteca de Cataluña (BC), Barcelona.

Masriera se movía entre una resistencia cultural moderada y una colaboración crítica, pero asumió en la práctica una conversión más o menos explícita a los valores del franquismo. Su divulgación científica le ayudó a sobrevivir en un régimen que veía con recelo su pasado liberal y democrático, y a la vez fue útil a los intereses de la élite política, económica y cultural del régimen. Su discurso cosmopolita, erudito, de fascinación sincera por los nuevos caminos de la ciencia y la tecnología le otorgó una gran popularidad, que reforzó de facto el programa internacional "Atoms for Peace", de legitimación de las aplicaciones civiles de la energía nuclear, y consolidó los valores anticomunistas en la lógica de la Guerra Fría.

Navegando hábilmente entre las restricciones ideológicas del régimen, Masriera utilizó la épica de las grandes figuras de la ciencia con mayúsculas como estrategia de seducción del lector. Paradójicamente, su marginación académica le permitió situarse en una posición privilegiada para tender puentes entre culturas -la humanística y la científica-, para evaluar desde una perspectiva personal el panorama de la cultura científica en España y en el extranjero.

Una exploración más detallada de la riquísima correspondencia de Masriera, hoy depositada en el Archivo Histórico del IEC, nos proporcionará seguro nuevas claves de su biografía, que permitirán en el futuro aclarar algunas cuestiones hoy todavía polémicas: los motivos reales su regreso a Cataluña desde el exilio parisino; las causas últimas de su marginación académica, combinadas con su adaptación relativamente exitosa dentro de las coordenadas del régimen; la apropiación de una física heterodoxa como la de Eddington en un contexto periférico; la obsesión por desarrollar una divulgación científica con intersecciones profundas con la filosofía y las humanidades.

Sin duda el caso de Masriera nos permite y nos permitirá en el futuro comprender mejor algunos aspectos fundamentales de la cultura científica de la Cataluña del siglo XX. Su vida y obra deberían ser materia obligatoria en la formación de los futuros científicos, humanistas y en particular en la de los periodistas científicos.

Agustí Nieto-Galan

Centro de Historia de la Ciencia (CEHIC)

Agusti.Nieto@uab.cat

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B.11870-2012 ISSN: 2014-6388