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Desde hace unos años se suceden episodios de muerte repentina y generalizada de árboles en bosques de todo el mundo. ¿Qué hay detrás de este fenómeno? La comunidad científica afirma que estamos en un estado de alerta ante profundas transformaciones en los bosques. Este libro recorre algunos de los bosques más importantes de Norteamérica, Patagonia, Europa y África, poniendo especial atención a casos españoles como los alcornocales de Cádiz, los sabinares de Doñana, los pinares del Sistema Ibérico, las sierras de Levante o los abetales de los Pirineos. Cada capítulo empieza con el caso concreto de un bosque que ha sufrido episodios de mortalidad, que sirve de ejemplo para explicar cómo funciona aquel tipo de bosque.

En el volumen se profundiza sobre los principales riesgos a los que se enfrentan hoy los bosques y que están causando esta mortalidad: cambio climático y sequías, sobreexplotación, deforestación, plagas, incendios, factor humano, etc. Hay que estar preocupados si no queremos que colapsen de manera generalizada y atentos a las señales de alerta que nos indiquen que tenemos que poner más atención. Por un lado, al aumento de episodios de sequía, olas de calor y aumento de temperaturas, asociados al cambio climático; por otro, al aumento de plagas y patógenos, los incendios o la pérdida o empobrecimiento de suelos. Sobre todo esto opera una historia de gestión de los bosques, que ha propiciado una conformación que los ha dejado vulnerables ante estas situaciones.

La lectura de este nuevo libro aporta una comprensión completa sobre qué es un bosque, cómo funciona, cómo se desarrolla, mediante un lenguaje divulgativo y ameno. Parte del funcionamiento de un árbol, con una estructura que ya nos indica la complejidad de sus procesos internos. Desde el organismo individual que es el árbol, se va construyendo una red a la se suman el resto de seres vivos que viven dentro de un bosque: microorganismos del suelo, otras plantas, animales. Es todo un ecosistema, piezas que encajan y permiten que el bosque funcione. La base de todo la encontramos en la fotosíntesis, la capacidad de los árboles de captar el CO₂ de la atmósfera y transformarlo en madera.

Sobre la necesidad de actuar para evitar el colapso de los bosques, hay que entenderlos, estudiarlos, para poder decidir los modelos de gestión más adecuados a las características de cada uno de ellos. En España hay encinares y robledas afectados por patógenos y sequía, pero tienen una gran capacidad de rebrotar. Los bosques de la Península Ibérica se han gestionado y utilizado a lo largo de toda la historia. Aun así, los bosques tienen una dinámica propia y tenemos que conocer cómo funcionan, para acompañarlos mediante la gestión forestal a hacerlos más resistentes y resilientes a estos cambios que nosotros estamos provocando y que son demasiado rápidos para ellos.