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“El acceso a la ciencia ha de ser abierto, porque el acceso al conocimiento es un derecho humano”

John Willinsky, fundador del Public Knowledge Project
Entrevista a John Willinsky, fundador del Public Knowledge Project (PKP) e investigador de la Universidad Simon Fraser (USF, Canadá), que promueve que el acceso al contenido de las publicaciones científicas sea libre y gratuito.

04/12/2019

"Publicar gratuitamente no es sostenible, pero publicar de manera cerrada perjudica a la ciencia"

"Todos estamos de acuerdo en que el acceso abierto es positivo. No en cuán caro es. Ni en cuál es el mejor modelo. Así que todos estamos trabajando en la cuestión, pero de maneras muy diferentes"

La UAB ha acogido recientemente la conferencia internacional del Public Knowledge Project (PKP) 2019, en la que especialistas de todo el mundo han debatido largamente sobre la financiación del proceso de publicación de los artículos científicos. Este es uno de los principales retos a superar para conseguir que la investigación científica, que mayoritariamente se hace en centros públicos, sea de acceso libre (OA, por la siglas en inglés de Open Access) para todo el mundo. 

Actualmente, más del 70% de la investigación que se hace se publica en revistas de acceso cerrado. Estas publicaciones están en manos de grandes grupos editoriales, que cobran suscripciones a instituciones como las universidades para que su personal técnico y de investigación tenga acceso a ellas. Todo y así, el PKP ha conseguido ya que más de 10.000 publicaciones sean de acceso libre para todo el mundo. Pero el camino hacia el OA se prevé aún difícil. Willinsky, no obstante, está convencido de que se acabará consiguiendo.

- ¿Qué es y qué hace el Public Knowledge Project?
- El PKP es un proyecto de investigación y desarrollo, que construye software para ayudar a la publicación académica. Disponemos de software libre de código abierto, como el OJS (Open Journal Software), que otros pueden utilizar para publicar revistas y libros en línea. Hay 10.000 revistas en todo el mundo que lo utilizan; se distribuye gratuitamente y se instala localmente. El resultado son revistas de revisión por pares, abiertas y gratuitas para los lectores. Nuestro objetivo es que toda la investigación y las publicaciones académicas estén disponibles gratuitamente para el público y para los académicos de todo el mundo.  

- Trabajan en este proyecto desde hace veintiún años. ¿Qué han conseguido en este tiempo? 
- Parte de nuestro logro son las más de 10.000 publicaciones que comentaba. Hemos ayudado a muchos grupos a editar sus revistas en línea en acceso libre y gratuito. La mayoría de estas revistas se encuentran en el Sur global, o sea que estamos ayudando a crear una distribución más equitativa del conocimiento y un intercambio global del mismo. Formamos también parte de un movimiento más amplio para conseguir un acceso libre y gratuito a la investigación en todo el mundo. Alrededor del 30% de esta investigación está ya disponible de este modo. Así que hemos ayudado a facilitar este grado de acceso abierto al público general, a los expertos en docencia e investigación, a los gobiernos, etc.

- ¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la publicación académica en OA?
- El 70% de la investigación que se publica está en manos de grandes empresas de revistas académicas que controlan y son propietarias del contenido que publican. Estas revistas tienen un margen de beneficio muy alto. Nos enfrentamos, pues, al reto de avanzar en una tarea que ha demostrado ser muy valiosa. Pasar de un negocio altamente rentable a un entorno abierto en que la investigación se comparte es un gran desafío. Muchos hemos intentado -no solo lo PKP- bastantes experimentos sobre diferentes maneras de hacer que este trabajo esté disponible libremente, a pesar de que no se produce gratuitamente. Necesitamos entonces vías para financiar y apoyar a la publicación de investigaciones de muy alta calidad. De los muchos modelos que se han probado, no tenemos una bala de plata, una vía que garantice que funcione o que haya demostrado que funciona. Estamos intentando, a través de experimentos y proyectos piloto, hallar una manera de trasladar todo el contenido, el 100% de la investigación y de las publicaciones académicas, al acceso abierto.

- ¿Cómo proponen superar este reto?
- Tenemos dos propuestas prometedoras. Una se llama "Subscribe to Open". Consiste en que las bibliotecas de las universidades y de los centros de investigación paguen lo que pagan ahora por la suscripción cerrada, para que la revista se pueda poner en abierto. La revista recibe el mismo dinero y las bibliotecas pagan la misma cantidad. Porque tiene que costar lo mismo producir la misma calidad.  Está siendo probado por Berghahn Books, que tiene trece revistas y revisiones anuales, en cinco revistas. De momento, las bibliotecas están diciendo "sí, estamos de acuerdo con esta propuesta”. Este sería un modelo, a pesar de que solo tiene en cuenta las revistas que ya tienen un grupo de subscriptores o un grupo de bibliotecas subscritas. Hay otras muchas revistas que ya están en acceso abierto que todavía necesitan financiación.

El proyecto más grande que tenemos ahora entre manos propone hacer cambios en materia de “copyright”. En este momento, los derechos de autor permiten cobrar dinero para acceder a una obra hasta setenta años después de la muerte del creador. Son muy buenos para el acceso cerrado, pero en absoluto para poner los contenidos en abierto. Así que estoy trabajando sobre cómo podemos cambiar la ley de derechos de autor, para que haya una parte que apoye a la investigación en acceso en abierto. 

- ¿Una ley de derechos de autor para el OA?
- Haría falta primero, evidentemente, reconocer que la investigación es diferente a la música de, por ejemplo, Taylor Swift: ella vive de vender su música, pero no el personal de investigación y de la academia. Si el “copyright” hiciera esta diferenciación y estableciera que la investigación necesita ser inmediatamente abierta y gratuita, pero también financiada, podría haber una ley de derechos de autor que exigiera a los usuarios principales, como las bibliotecas de las universidades y de los institutos de investigación, pagar por ellos. Porque estos centros están recibiendo este valor. 

Taylor Swift tiene este tipo de acuerdo, lo que se llama una "licencia obligatoria", que todo músico tiene, por la cual cualquiera puede transmitir su música, pero ha de pagarle para poder hacerlo. Nosotros querríamos una licencia similar, que implicara que cualquiera pudiera publicar artículos de investigaciones, pero tiene que ser gratuitamente y ha de contar con el apoyo de las bibliotecas que tienen esta licencia. De forma que, si las bibliotecas no utilizan la investigación, porque creen que no es valiosa, no pagan. Pero si la usan, aceptan pagar para que se ponga en abierto.  Además, con la música hay un marco legal que establece aquello que obtienen los artistas. En investigación, necesitamos esto también, porque el precio que se está cobrando no es justo.

- ¿Cómo pueden colaborar instituciones como la universidad en estas propuestas?
- Definitivamente necesitamos que las universidades trabajen juntas y participen en estos experimentos y proyectos piloto para ayudarnos. Tienen que ver que es un objetivo muy importante para el futuro de la universidad y que no pueden continuar pagando un precio tan alto. 

- ¿Hay alguna iniciativa de éxito de la que nos pueda hablar?
- La idea de los derechos de autor es totalmente nueva. El modelo "Subscribe to Open" tiene un cierto nivel de éxito, con dos editores que lo probarán para el 2020. Las bibliotecas están decidiendo ahora mismo si participarán. Un buen número de ellas ya ha dicho que sí. Están dispuestas a pagar lo que es una suscripción para poner la revista en abierto. A finales de año seguro que ya lo sabremos.

Hay otras iniciativas, como la del cargo por el proceso de producción de la publicación de artículos que asumen los investigadores, que ha ido bien en biomedicina y en algunas ciencias, pero solo en estos campos, con publicaciones de nivel muy alto en acceso abierto, como la editorial PLOS. Lo están haciendo muy bien, pero el modelo se basa en financiaciones que otros campos no tienen. Por lo tanto, no es un modelo universal. 
Tenemos igualmente iniciativas muy exitosas de voluntarios y académicos que se reúnen para publicar sus propias revistas. Aquí están las 10.000 revistas que utilizan la OJS del PKP. La mayoría de estas revistas son hechas por estudiosos, departamentos universitarios o bibliotecas que trabajan juntos. Las bibliotecas de las universidades han tenido mucho de éxito en el alojamiento y patrocinio de revistas.
 
Entre estos dos modelos, el muy costoso del campo biomédico y el cooperativo, queda aún mucho más contenido que hay que abordar. Este es el reto. 

- ¿Cuál es la reacción de los editores ante el aumento del OA?
- En el último par de años, todos se han sumado al acceso abierto. Todos los editores y financiadores lo apoyan. La mayoría del personal de investigación también y todo el personal de bibliotecas. Hay un consenso en que el acceso abierto es mejor para la ciencia y la academia que el acceso cerrado; algo que parece bastante obvio, aunque nos costó mucho de tiempo alcanzarlo. Todos estamos de acuerdo ahora. En lo que no estamos de acuerdo es en cómo pagar para conseguirlo. Todo lo que he explicado hasta ahora es un esfuerzo para abordar esta cuestión económica: publicar gratuitamente no es sostenible, pero publicar de manera cerrada perjudica a la ciencia. 

- ¿Qué hacen las editoriales privadas para competir?
- Reconocen que es mejor para la ciencia. Pero igualmente están tratando de mantener sus ingresos muy altos. Lo están haciendo proponiendo nuevos modelos, como por ejemplo uno con que el que mantienen la suscripción, al tiempo que subvencionan de forma cruzada el acceso abierto y crean un sistema nacional muy complicado. Alemania, Suecia y Holanda han acordado contratos con grandes empresas editoriales en los que el dinero que les pagan por la suscripción, millones de dólares, permitirán a los autores de su país publicar en acceso abierto. Así pues, en los próximos años habrá muchos autores holandeses y alemanes, cuyos artículos serán gratuitos. Pero es extraño que abramos una revista y podamos leer libremente a los autores neerlandeses, pero no a los belgas, por ejemplo. Para el editor es muy bueno, porque está negociando en cada país con su propio precio y sus propios términos y tiene el control de este proceso. Pero hay demasiados países en el mundo y yo no creo que sea viable.

- ¿Cuál es la reacción de los investigadores respecto a la publicación de sus trabajos en OA?
- El 85% está de acuerdo en que es importante, pero tienen carreras, necesitan publicar en revistas muy buenas. A pesar de que la gran mayoría lo apoya y cree que es bueno para la ciencia, no tienen elección, porque no todas las revistas son abiertas, y no tienen el tiempo y la energía para enfocarse en este tema de la manera que yo lo hago. Esta es mi investigación. Tenemos su apoyo, pero todavía no podemos ofrecerles lo que necesitan, que es que todas las revistas sean abiertas, sin lugar a dudas.

- ¿Qué les diría a los que piensan que la publicación en OA de sus investigaciones no es positiva para su trabajo o prestigio?
- El New England Journal of Medicine publica en abierto pasados seis meses; la revista más prestigiosa del mundo en cuanto a número de citas, la primera publicación de biología. Por lo tanto, el prestigio ya no es un aspecto discutible. Tenemos muchos ejemplos: Nature Communications, Royal Society. Se puede tener prestigio publicando en acceso abierto, pero hay que pagar. Estamos de acuerdo que el acceso abierto es algo positivo. No estamos de acuerdo en cuán caro es. Ni en cuál es el mejor modelo. Así que, como puede imaginar, todos estamos trabajando en la cuestión, pero de maneras muy diferentes.

- ¿Cree que algún día el conocimiento científico generado gracias a la financiación pública estará disponible gratuitamente para todos?
- Sí, absolutamente. Más que eso. No solo la investigación financiada con fondos públicos. No creemos que la investigación tenga que ser de acceso libre solo porque el público la haya pagado. Creemos que tendría que ser libre porque es investigación. Porque es conocimiento y creemos en el derecho humano que tiene la gente a conocer.