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11/2011

El CSI del siglo XVII: los desospechadores

Con motivo de la presentación del libro "Medicina i farmàcia. Barcelona 1700" que aporta, por primera vez, una visión global y multidisciplinar del ámbito de la medicina y la farmacia en la Barcelona de los siglos XVII y XVIII, los autores de la publicación, entre los que encontramos Alfons Zarzoso, del Museu d'Història de la Medicina de Catalunya y del Departamento de Historia de la Medicina de la UAB, nos transportaron a la Barcelona de la época con una visita comentada por el escenario de las investigaciones recogidas en la publicación: la Biblioteca de Catalunya.

Durante los siglos XVII y XVIII, la actual Biblioteca de Catalunya albergaba el hospital de la Santa Cruz, que había aglutinado los centros de salud y hospitalarios de la zona, y que se convirtió en hospital general durante la Guerra de Sucesión. Fue el hospital más importante de Barcelona durante la época moderna.

En aquellos tiempos, sin embargo, el cuerpo médico se organizaba de manera muy diferente al actual. Los médicos, los que habían estudiado medicina en los Estudios o ya más tarde en las Universidades, ocupaban el escalón superior de la jerarquía: observaban desde lejos, daban órdenes y no tocaban nunca el paciente. A sus órdenes estaban los que señalaban lo que ellos decían sobre el cuerpo del paciente y, aún por debajo, estaban los cirujanos.

Los cirujanos, lejos de ser académicos todavía (no serán un grupo académicamente formado hasta el siglo XVIII) se formaban en gremios a la manera tradicional, es decir, pasando por los cargos de aprendiz, oficial y maestro y eran llamados barberos, ya que, aparte de las tareas de disección, también se ocupaban de cortar el pelo y afeitar a los pacientes del hospital, es decir, eran los artesanos del cortar, los que usaban las manos.

En aquel hospital había, y aún se conserva y se puede visitar, un teatro de anatomía donde se hacían, en los meses de frío (para evitar los malos olores ...), las disecciones para las clases de anatomía. Las disecciones se hacían con los cuerpos de los condenados a muerte, pero pronto estos no fueron suficientes y se usaban los cuerpos de los que habían sufrido peor suerte dentro del hospital.

El teatro de anatomía se encontraba entre el hospital y el cementerio de El Corralet, que actualmente se ha convertido en los jardines del Doctor Fleming. Con los alumnos sentados en las gradas en forma de anfiteatro circular alrededor de una mesa de mármol giratoria y con un agujero en medio para la desagnación, el médico impartía la clase sentado en su silla (su cátedra), daba órdenes al "señalador" y el barbero cortaba donde le habían señalado.


Celosías de la planta superior desde donde las clases acomodadas podían asistir a las sesiones de disección, que eran abiertas, sin ser observados.

Pagado por la ciudad, había un cuerpo de barberos-cirujanos, municipal, los desospechadores. Se llamaban así porque se encargaban de dilucidar las sospechas sobre ciertas muertes de la ciudad: se encargaban de verificar si una muerte había sido o no por envenenamiento, etc. Las autopsias de la época, un cuerpo de "forenses" municipal. Y es que permanecía el miedo a que se repitiera la epidemia de mediados del siglo XVII y en el Hospital de la Santa Cruz estos antiguos CSI se encargaron de las disecciones anatómicas para detectar la aparición de un posible nuevo brote de peste.

Clara Florensa
Àrea de Comunicació i Promoció de la UAB

Referencias

"Medicina i Farmàcia. Barcelona 1700". Albert Garcia Espuche, director de la col.lecció, Alfons Zarzoso, Josep Maria Camarasa, Àlvar Martínez Vidal, José Pardo Tomás, Teresa Huguet Termes, Adrià Cases Ibáñez i Júlia Beltrán de Heredia. Ajuntament de Barcelona. 2011.

 
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