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Las adicciones conductuales forman un grupo heterogéneo de condiciones clínicas caracterizadas por un intenso deseo y una necesidad irresistible de realizar determinadas actividades, acompañado por la incapacidad de los sujetos para autocontrolarse. Estos comportamientos, que tienden a realizarse de forma compulsiva, se mantienen a pesar de las consecuencias negativas que comportan a los individuos que las realizan (quienes expresan un acentuado malestar cuando no pueden llevarlas a cabo). Las adicciones conductuales también se conocen como adicciones sin sustancia, debido a la similitud encontrada en los mecanismos biológicos que están presentes en estos trastornos, la fenomenología clínica, la evolución y la respuesta terapéutica.

Los estudios epidemiológicos actuales alertan del manifiesto (y alarmante) incremento en la prevalencia de estas adicciones, en ambos sexos y en un amplio rango de edades (que abarca desde la adolescencia hasta la vejez). Por su parte, los estudios etiológicos destacan que se trata de trastornos complejos en los que interactúan múltiples factores bio-psico-sociales. Entre los subtipos más frecuentes de adicciones conductuales se encuentran el trastorno de juego, la compra compulsiva, la adicción al sexo y el juego de apuesta a través de internet. En la actualidad, sin embargo, son escasas las investigaciones que se realizan en muestras heterogéneas que incluyan pacientes diagnosticados de diferentes formas de adicción conductual.

Un reciente estudio realizado en la Unidad de Trastorno de Juego y Otras Adicciones Conductuales, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge, bajo la dirección clínica de los Doctores Susana Jiménez-Murcia y Fernando Fernández-Aranda, y la dirección estadística de la Dra. Roser Granero Pérez (Departamento de Psicobiología y Metodología, UAB) ha valorado en qué grado el sexo de los pacientes, la edad de inicio y la duración de la conducta adictiva influyen en el perfil clínico, en una amplia muestra de pacientes que acudieron a consulta debido a los problemas que les presenta la adicción al juego (n=3.174), la compra compulsiva (n=113), la adicción al sexo (n=34) o las apuestas a través de internet (n=45). Los principales resultados de esta investigación mostraron que el patrón de asociaciones estaba estrechamente vinculado al subtipo de adicción conductual. Por ejemplo, en el caso del trastorno de juego, en los hombres el inicio precoz se relacionó con mayor severidad del trastorno, mientras que en las mujeres el inicio precoz se asoció con alta tendencia a la búsqueda de nuevas sensaciones. Para hombres que realizaban apuestas a través de internet, el inicio más tardío se asociaba a una personalidad caracterizada por alta evitación del daño y con mayor severidad del trastorno. En el caso de la compra compulsiva, las mujeres con inicio temprano mostraron mayor dependencia a la recompensa, y la larga evolución del problema fue predictora de mayor severidad del trastorno; para los hombres adictos a compras, sin embargo, inicio precoz y larga evolución se relacionaron con alta evitación al daño. Finalmente, en el grupo de hombres con adicción al sexo, inicio tardío del problema y larga evolución fueron predictores de mayor severidad del trastorno.

Estos resultados aportan nuevas evidencias del componente multidimensional de las adicciones conductuales, y del rol moderador del tipo de adicción en el fenotipo clínico de los pacientes.  El estudio resulta de interés para la elaboración de modelos integrativos que expliquen los mecanismos subyacentes que explican tanto el inicio como el curso de estos problemas, que servirán a su vez para el desarrollo de planes de actuación eficaces en el área preventiva y de la intervención.