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¿Cocodrilo o salamandra? El papel de los anfibios gigantes en los ecosistemas del Triásico

¿Cocodrilo o salamandra? El papel de los anfibios gigantes en los ecosistemas del Triásico
Reconstrucción de Calmasuchus acri, un temnospóndilo capitosaurio que vivía en la zona del actual macizo del Montseny (Mauricio Antón / ICP)
Un estudio del ICP aclara el papel de los temnospóndilos -un grupo de anfibios extintos de grandes dimensiones- en los ecosistemas de hace 250 millones de años y los sitúa en diferente posición a la que ocupan las salamandras actuales y también a la de los cocodrilos, a los que se parecen en tamaño y aspecto.

28/07/2016

La investigación ha sido liderada por Josep Fortuny, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), centro participado por la UAB, y ha contado con la colaboración de investigadores del Departamento de Geologia de la Universidad.

El estudio ha analizado la biomecánica del cráneo de los temnospóndilos con técnicas de biomecánica computacional y cierra un debate histórico sobre el papel que jugaba este grupo de anfibios en los ecosistemas del Triásico. Este grupo dominaba los ambientes acuáticos de agua dulce (ríos, lagos, humedales ...) y algunos de sus representantes tendieron a hacerse gigantes, alcanzando hasta los 5-6 metros de longitud. A pesar de su parentesco con las salamandras y tritones, los científicos debatían -debido a su apariencia externa y a sus grandes dimensiones, más próximas a las de los cocodrilos- si estos animales tenían una biología similar a las salamandras gigantes actuales (como la de China o de California) o un modo de vida más parecido al de los cocodrilos. Hay que tener en cuenta que todavía faltaban unos 25 millones de años para que estos últimos aparecieran sobre la Tierra.

"Ni como los cocodrilos, ni como las salamandras", explica Josep Fortuny, responsable del grupo de investigación en paleontología virtual del ICP y principal autor del estudio. "Cuando analizamos la biomecánica del cráneo de los temnospóndilos y la comparamos con la de cocodrilos y salamandras actuales vemos que los anfibios extintos ocupaban una posición muy diferente en el ecosistema a la que ocupan estos animales actuales", comenta Fortuny. En algunos aspectos -como en la forma del cráneo- se parecen a los cocodrilos, pero su naturaleza anfibia condicionó la forma plana de su cabeza y dificultó la aparición de un paladar secundario, un rasgo que sí presentan los cocodrilos y que les permite respirar incluso con la boca llena de agua. Las dos especies de temnospóndilos analizadas son Edingerella madagascariensis y Stanocephalosaurus birdi.

Estudios previos habían analizado la diversidad ecológica de los temnospóndilos: mientras que algunas especies succionaban el alimento como las salamandras actuales, otras especies cazaban de forma activa, de forma parecida a como lo hacen hoy en día los cocodrilos. Precisamente, la extinción de los temnospóndilos al inicio del Jurásico coincide con la aparición de las primeras formas cocodrilianas. "La causa del declive de estos anfibios gigantes sigue siendo una pregunta abierta pero, con los datos actuales, no sería descabellado pensar que la aparición de los primeros representantes de los cocodrilos tuvo algo que ver en su desaparición", comenta Fortuny.

Los datos de este estudio se han obtenido mediante biomecánica computacional, una herramienta muy potente en investigación para estudiar aspectos ecológicos de animales actuales o extintos. Consiste en hacer simulaciones del funcionamiento de determinadas estructuras biológicas a partir de su morfología. De este modo se puede simular la mordedura de un animal y analizar la fuerza que hace con las mandíbulas, por ejemplo. A partir de los resultados obtenidos se realizan aproximaciones a su dieta, a su manera de cazar, etc. La biomecánica computacional también se ha demostrado muy valiosa para profundizar en la biología de especies poco conocidas o en peligro de extinción, como en el caso de la salamandra gigante de China.

El estudio se ha publicado en la revista Scientific Reports, que forma parte del grupo editorial Nature. En la investigación han colaborado también investigadores del Muséum national d'Histoire Naturelle de Paris, el Centrum fur Naturkunde (Universidad de Hamburgo) y la Universidad Politécnica de Cataluña.

Aprovechar la crisis
La desaparición de hasta un 90% de las especies supuso una oportunidad para varios grupos durante el Triásico, entre los que encontramos las tortugas, que han llegado hasta nuestros días. Esta gran extinción que tuvo lugar hace 250 millones de años -menos conocida que la que acabó con los dinosaurios, pero mucho más severa- también fue una oportunidad para los temnospóndilos para diversificarse y dominar la mayoría de ambientes de agua dulce. Otros grupos, como los dinosaurios, aparecieron a finales del Triásico (hace unos 200 millones de años) y dominaron los ecosistemas hasta finales del Cretácico.

En Cataluña hay varios yacimientos con restos de temnospóndilos como el de Sarroca (Pallars Jussà) o La Mora, en el Montseny donde está bien representada la especie Calmasuchus acri, conocida como "el capitosaurio del Montseny".

Referencia: Fortuny, J. et al. Comparative 3D analyses and palaeoecology of giant early amphibians (Temnospondyli: Stereospondyli). Sci. Rep. 6, 30387; doi: 10.1038/srep30387 (2016).