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"Tengo una familia con muchas historias y el deseo de hacer cine ha ido en paralelo a descubrir que quería explicarlas"

Fotografia Carla Simón
Carla Simón (Comunicación Audiovisual UAB '09), hizo una estada en California, de donde volvió determinada a ser directora de cine. Después de un máster en la London Film School, el 2016 rueda su primer largometraje ‘Verano 1993’ que ha sido premiado en la Berlinale y en el Festival de Málaga y que se estrena en los cines el 30 de junio.

29/06/2017

Con el film ‘Verano 1993’, la directora Carla Simón consiguió un éxito histórico para el cine catalán en la pasada edición de la Berlinale con un doble premio, un mes más tarde, ganaba la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga. El film, que se estrena el viernes 30 de junio en los cines, es una historia autobiográfica que narra el verano de Frida, una niña de seis años, que tiene que mudarse de la ciudad a un pueblo de la Garrotxa a vivir con sus tíos, después de la muerte de sus padres de VIH.

 
1. ¿Cómo fue el proceso de decidir estudiar Comunicación Audiovisual en la UAB?
Yo tenía muy claro que quería hacer Periodismo, porque tenía muchas ganas de viajar, pero en el bachillerato hice una asignatura que se llamaba Imagen, donde nos pasaron una película de Haneke que fue muy iluminadora para mí, porque me di cuenta del poder del cine de explicar cosas muy profundas. Y al escoger la universidad, yo tenía ganas de ir a la UAB por la sensación de estar en una universidad con una comunidad de estudiantes grande, además, veníamos de todas las manifestaciones contra la guerra, y la Autónoma estaba muy involucrada en todo eso y me parecía una universidad muy activa. Tenía, muchas ganas de vivir la vida universitaria, iba a las estrenas de cine de los jueves, a ciclos, y también había toda la filmoteca.
 
2. Durante estos años universitarios, haces una beca de movilidad de la UAB en California.
Ahí tenían Film Studies, una carrera concreta de cine, y era muy libre, podías coger las asignaturas que querías. Sobre todo hice muchas asignaturas de guion y después ya por mi cuenta, filmé un corto en 16mm con unos amigos para un festival pequeño, y en verano hicimos otro. Con esta energía que tienen los americanos de ‘puedes hacer lo que tu quieras’, volví muy determinada a hacer cine. Yo me había planteado estudiar cine, pero el ESCAC es muy caro y escogí el camino largo, pro creo que es importante ir a la universidad para formarte. Tengo muy buenos recuerdos, por ejemplo, de todas las asignaturas de arte, de literatura comparada, de literatura y medios, todo esto te forma como persona y si vas directo a una escuela de cine, este bagaje humanístico, puedes perderlo.
 
3. Unos años más tarde, con una beca, estudias un máster en la London Film School.  
Sí, sentía que necesitaba aprender a hacer cine y fui a Londres, es ahí donde considero que aprendí (un poco) a dirigir. Cada trimestre hacías un corto, el primer trimestre era una cosa muy pequeña en 16mm en blanco y negro, el segundo semestre era un ejercicio en color también en 16mm, y el tercer ya hacías un documental, yo lo hice sobre jóvenes y adolescentes que habían nacido con el VIH. El cuarto trimestre, hice un corto sobre dos niños que se enfrontaban a la muerte de su abuela. Y el sexto trimestre, el último, era cuando preparabas tu cortometraje de graduación, que yo rodé en mi pueblo, Les Planes d'Hostoles. Estuve cinco meses preparándolo y rodándolo y volví a Londres a editar y con eso me gradué. En total estuve cuatro años en Londres, porque comencé un proyecto para enseñar cine a niños y mientras escribía el guion del largometraje. Volví a Barcelona el setiembre del 2015, cuando comenzó el casting de la película.
 
4. Los cortos y tu primer largometraje tienen muy a menudo este toque cotidiano, familiar, ¿te inspiras mucho en tu familia?
Sí, en Londres empecé a darme cuenta que me interesaban mucho las relaciones familiares. Cuando vives fuera, valoras más a tu familia, a los amigos, a tu sitio y a tus historias y me plantee explicar cocas que yo entendía bien. Siempre he tenido una familia con muchas historias y el deseo de hacer cine ha ido un poco en paralelo a descubrir que había muchas historias que me interesaba explicar.
El cine, para mí, es un arte muy completo, tiene escritura a través del guion, fotografía y pintura a través de la cámara, tiene teatro a través de la actuación, arquitectura con las localizaciones y los sets, música, todas las artes son allí. Como director, no tienes que ser un genio en ninguna, sino que tienes que saber un poco de cada una, para, a través de todos los elementos, explicar una historia y trabajar en equipo para conseguir lo que quieres.
 
5. ¿Cómo nace ‘Verano 1993’?
Cuando estaba en California había empezado a escribir la historia de mi madre, un poco como excusa para hablar con amigos suyos, para conocer un poco más lo que ella había vivido, y estando en Londres, hice el corto de dos niños que se enfrontan a la muerte de su abuela, porque se acababa de morir mi abuelo y me apetecía hablar de eso, y me di cuenta que realmente ese tema me interesaba y quería explorarlo más. Y recuperando este proyecto que había escrito, pensé que era mejor que hablase de lo que vino después de la muerte de mi madre. Salió de una manera muy natural después del corto de la graduación y de venir a rodar a la Garrotxa, porque reconecté con muchas imágenes y recuerdos.
La película explica el primer verano que Frida pasa con su nueva familia, cómo de alguna manera tienen que transformar sus relaciones, y cómo a la vez la niña tiene que entender qué significa la muerte de su madre y el hecho que no la volverá a ver.
 
6. Siempre des de la mirada de Frida.
El tema del punto de vista nos lo plantemos mucho, porque lo primero que te dicen es si estás segura que quieres una niña en todas las escenas, pero como era la historia que había vivido de pequeña, era el punto de vista que tenía más claro. Sí que es verdad que escribiendo el guion descubrí la misma historia des del punto de vista de los otros personajes, que es una cosa que no me había planteado antes, qué podían sentir mis nuevos padres en el momento que llegué. Pero a mí me interesaba explicar cómo los niños se enfrontan a la muerte y lo hicimos todo alrededor de este punto, a nivel de cámara, y a nivel de actuación, priorizamos muchas las niñas.
 
7. La gente que ha visto el film destaca el realismo que desprenden sus personajes en las escenas y diálogos, como si no hubiera un guion previo. La ausencia aparente de guion, implica mucho trabajo previo.
Hay mucho trabajo [ríe]. Hay directores a quien interesa que su cine no tenga mucha conexión con la vida, que sean cosas más oníricas, pero a mí sí que me interesa el tono de realidad. Me emocionan mucho las películas con las que, de alguna manera, tienes la sensación de estar viviendo una cosa muy cuotidiana, muy real.  Nosotros buscábamos este tono con la película y para conseguirlo, para mí era muy importante que las niñas no actuasen. Son ellas mismas en estas situaciones, por eso, se tienen que creer lo que hacen y, para conseguirlo, el primer paso fue buscar actores y actrices (las dos pequeñas y los adultos), que se pareciesen mucho a los personajes que habíamos escrito. Por ejemplo, en el caso de la grande [Frida], que viniera de una ciudad, que no tuviera una estructura familiar muy convencional. Y a partir de aquí lo que hicimos los meses previos al rodaje es encontrarnos y crear un poco la relación. Era necesario poder crear todas estas memorias compartidas de cada al rodaje, para que hubiera una relación existente. Pasaron dos semanas también en la Garrotxa en las localizaciones donde grabaríamos, y allá ya ensayamos un poco las escenas concretas. Y después durante el rodaje, no teníamos mucho tiempo, rodamos seis semanas, pero la idea fue intentar hacer pequeños planos secuencia muy sencillos, para que la cámara no fuera muy intrusiva, y potenciar que pudieran entrar del principio al final de la escena. Las niñas nunca supieron el guion, por ejemplo, eso era importante, para no fijar las frases, hay muchas escenas que dicen lo que quieren. Los adultos tampoco memorizaron el guion, sólo lo leyeron una o dos veces para tener una idea de la situación y se adaptaban un poco a lo que decían las niñas. Hay alguna excepción, alguna vez yo sí que marcaba alguna frase que se tenía que decir.
 
8. Todo el proceso para presentar el film en la Berlinale fue a contrarreloj y el resultado final, toda una sorpresa: dos premios inesperados; mejor opera prima y Gran Premio de la sección Generation Kplus. No es nada habitual, además, que el film que recibe el Generation Kplus gane también el premio a la mejor película debutante, es realmente todo un éxito. ¿Cómo lo viviste?
Acabamos de rodar a finales de agosto y hasta febrero cuando entregamos la película no pudimos descansar nada. En Berlín necesitaban ver una primera versión en noviembre y con dos meses tuvimos que editar muy rápido. Fue muy extraño, porque yo no sabía qué habíamos hecho, tú haces una película como quieres, pero también como puedes, sobre todo cuando tienes niñas que se convierten en la prioridad y el centro de rodaje.
Hay muchas decisiones, por ejemplo visuales, que a lo mejor no las tomas tan a consciencia y acabé el rodaje con la sensación que no sabía qué había hecho. Y siempre es un poco así, porque una película nunca es exactamente lo que tienes en la cabeza, pero en este caso era más patente, porque tenía unas imágenes y unos recuerdos muy concretos que de repente no había podido capturar, porque al intentar que las niñas fueran naturales, había renuncias que tenía que hacer. Necesité un periodo para aceptar lo que teníamos y olvidar lo que estaba buscando en cierto momento, es siempre muy doloroso cuando te enfrontas al montaje por primeva vez. Con todo eso, no tuve tiempo de pensar como iría a la recepción de la película y la primera vez que la vimos en la Berlinale –que además tiene unas salas muy grandes, a lo mejor había 1.800 personas en la primera proyección-, fuimos con las niñas, con los actores y con gran parte del equipo y fue muy emocionante. Y los premios fue un momento muy surrealista, para mí fue una sorpresa absoluta, llegué aquí y no acababa de entender qué había pasado.
 
9. ¿Algún proyecto futuro que puedas contarnos?
Tengo muchas ideas y todavía no sé por cual empezar, ha sido todo tan precipitado… Ahora mismo, necesito encontrar la forma de aislarme de todo este proceso, que no conocía, y no sabía que era tan intenso. Mientras estás haciendo la película estás muy concentrado y de repente llega todo el tema de la promoción, que es como un mundo aparte, pero que también es trabajo porque es la manera que la película llegue a más gente. También viajaré a festivales con el film, cosa que me apetece mucho.
Y me ha sorprendido mucho el tema de las ventas de la película, en Francia, por ejemplo, se estrenará en julio, y ahora la han comprado en los Estados Unidos. Pensar que un film tan local se verá en los cines de otro país, ni me lo había planteado.

10. Y por último, ¿qué te gustaría que te ofreciera Alumni UAB, la red de profesionales de la UAB?
He pensado alguna vez en esto, yo de California por ejemplo, sigo recibiendo información. A través del servicio Alumni, puedes seguir conectado y sentir que perteneces a un lugar, para mí la Autónoma es mi casa de alguna manera. Ahora ya me queda más lejos, pero he pasado mucho tiempo en la Universidad, hice mis grandes amigos, gente con quien todavía sigo compartiendo muchas cosas, y estamos un poco desconectados de la Universidad. Sería muy importante saber quién va saliendo de la UAB y qué pasa actualmente.