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"Es importante que los humanistas integremos la cultura digital en nuestro pensamiento crítico"

Paul Spence, investigador d'humanitats digitals del King's College London
Paul Spence imparte clases e investiga en el primer departamento de Humanidades Digitales de una universidad a nivel mundial, el King’s College London, del cual ha sido director durante varios años. Ha participado en la Semana de la Investigación de la Facultad de Filosofía y Letras, celebrada recientemente.

05/05/2016

"Pretendemos estudiar cómo nos podemos aprovechar todos de esta inmensa masa de datos que nos facilitan las tecnologías digitales sin perder la crítica, la perspectiva, el contexto y todos los aspectos humanísticos clave"

Formado en Filología Hispánica, Paul Spence es experto en la edición y publicación de textos digitales, ámbito en el cual ha desarrollado más de treinta proyectos, y miembro de la asociación Humanidades Digitales Hispánicas. Su conferencia en la UAB se centró en “La cultura digital y las nuevas arquitecturas de participación en las humanidades” y precedió el acto de constitución de la Red de Humanidades Digitales de la Universidad.

- ¿A qué llamamos Humanidades Digitales?
- Las humanidades digitales hoy en día se puede decir que son un espacio -algunos piensan que transdisciplinar- que pretende relacionar las humanidades tradicionales -literatura, historia, etc.- con métodos y herramientas digitales y computacionales nuevas. A lo largo de su historia se ha hecho mucho énfasis en la construcción de nuevas herramientas y nuevos recursos. Es un espacio de construcción de nuevos recursos y de experimentación, pero también de teorización sobre los resultados y de debate sobre cuáles son las consecuencias del uso de los recursos tecnológicos que tenemos a nuestro alcance desde una perspectiva humanística.

Con la expansión del ámbito, hace aproximadamente una década, se empieza a hablar mucho del acceso abierto a la cultura y de cómo podemos imaginar la ciencia sin perder lo importante de ésta: mantener el rigor de las humanidades como un espacio científico, pero al mismo tiempo aprovechar las ventajas de estos nuevos instrumentos y de los espacios sociales de la cultura abierta.

También se centra mucho en la difusión, la publicación y la edición, así como en la utilización de los datos; nuestra relación con los datos que se crean, tanto en la sociedad en general como los que vamos creando en nuestra investigación. Pretendemos ver cómo nos podemos aprovechar todos de esta inmensa masa de datos sin perder la crítica, la perspectiva, el contexto y todos los aspectos humanísticos claves.

- ¿Desde cuándo existen?
- Las Humanidades Digitales surgieron realmente hace unos setenta años, pero empezaron a cobrar popularidad hace quince. En los años 60 y 70 hubo varios experimentos con el análisis lingüístico y literario, y existió un pequeño ámbito de conocimiento que se llamaba informática humanística, en el que participaron varios investigadores españoles. Más recientemente, con la publicación de “A Companion to Digital Humanities”, un libro muy influyente que introdujo el nuevo término, este concepto empezó a crecer y en el año 2011 se empezó a hablar de ampliarlo a otros ámbitos, ya que hasta entonces había estado muy centrado en el texto, pensando en otras formas digitales y menos enfocado solamente en lo que serían las humanidades tradicionales.

- ¿Cómo está influyendo la tecnología digital en el mundo académico y científico de las humanidades?
- Es obvio que hoy en día todos tenemos algún tipo de relación con la tecnología digital, estamos acostumbrados a cosas que hace unos diez o veinte años eran impensables, como el nivel de acceso que tenemos a los recursos digitales; ya no sólo vamos a la biblioteca, sino que buscamos recursos en la web; estamos acostumbrados a nivel social a un tipo de comunicación que es completamente nueva, en ciertos sentidos muy dinámica y en teoría, no siempre en la realidad, estos nuevos modos de comunicar facilitan el acto de compartir información, las impresiones, crear nuevas relaciones con personas de la otra punta del mundo que ni siquiera conocemos. Hemos roto algunas barreras geográficas y sociales en este sentido.

En el ámbito científico lo hemos notado sobre todo en el acceso a nuevos materiales y menos en el aspecto comunicativo. Y evidentemente, también supone una diferencia importante para los estudiantes y las instituciones.

El reto para las instituciones del siglo XXI es cómo afrontar esta nueva ola de nuevas tecnologías, en muchos aspectos positivas, que ofrecen nuevas posibilidades. Y tenemos un reto importante que todavía no hemos afrontado: cómo utilizar los datos, que están siendo usados en otros campos de la ciencia y que están contribuyendo a su transformación. En las humanidades todavía no hemos podido asumir completamente este aspecto en el panorama teórico. Estamos acostumbrados a trabajar con determinados aspectos de los datos, pero realmente todavía no forman parte central, como puede ser el material impreso, por ejemplo, en nuestro universo de conocimiento.

- ¿Cree que implicarán en el futuro un verdadero cambio de método de investigación o una revolución científica?
- Se usa mucho el término en la relación con la tecnología, que es una tendencia bien estudiada por varios investigadores en la cultura digital, pero la mayoría de las veces esto refleja, más que cambios reales en la investigación, una transferencia de mensajes comerciales donde se pretende vender productos nuevos, o mitos públicos bastante extendidos sobre el poder de la tecnología. Los cambios tecnológicos/digitales no disponen solamente de un componente técnico, sino que también tienen un elemento social muy importante.

En las humanidades este componente social se refleja en el grado en que los investigadores asimilan lo positivo -y rechazan lo negativo- de los cambios tecnológicos en su práctica, y sobre todo lo integran en sus teorías. Por ahora se suele ver lo tecnológico como algo externo a su investigación, algo utilitario, pero es importante que los humanistas integremos la cultura digital dentro de nuestro pensamiento crítico.

- Póngame algunos ejemplos interesantes de proyectos de humanidades digitales
- Hemos realizado logros importantes en el ámbito de la edición, donde se están utilizando mucho las herramientas digitales. Aquí en la UAB los compañeros del grupo Prolope son un magnífico ejemplo y nosotros en el King’s College London también hemos trabajado mucho en ediciones digitales. Por ejemplo, un alumno nuestro, Ernesto Mendoza, realizó un trabajo de edición digital del Códice Mendoza, una obra muy importante en la historia precolombina de México, que posteriormente fue apoyada a nivel institucional y hoy en día también se puede encontrar en formato de aplicación para teléfonos móviles. Es un ejemplo ilustrativo de cómo los investigadores trabajan con nuevas formas de edición que no solamente se piensan en términos de la edad de la prensa, lo que no supone ninguna crítica hacia todo lo que se ha hecho hasta ahora, que ha sido evidentemente muy importante. Hemos de repensar y ver cuáles son las nuevas posibilidades a sumar al trabajo impreso con las tecnologías digitales.

Otro proyecto es el Old Bailey on line, una colaboración entre varias instituciones británicas que estudia este tribunal penal legal londinense durante tres siglos hasta el siglo XX y ofrece un panorama muy interesante sobre los cambios sociales, permite obtener una visión sobre una parte de la sociedad que no suele ser investigada en los estudios canónicos o más ortodoxos y convencionales. Este proyecto ha dado lugar a muchos experimentos de visualización y a otros subproyectos de datos masivos de procesamiento lingüístico muy importantes.

- En relación a la participación ciudadana en proyectos de investigación, ¿qué oportunidades han supuesto las tecnologías digitales?
- El gran cambio respecto a la relación de las humanidades y el público se produjo con la llegada de la web 2.0, a principios de este siglo, con una web mucho más abierta y accesible que facilitaba poder compartir contenidos, producir contenidos, etc. Este fue un cambio muy importante que dio lugar a los medios sociales que todos conocemos. En la ciencia este cambio ha sido mucho más lento, sobre todo en humanidades, aunque también se ha dado. En otros campos ha habido experiencias muy interesantes y más amplias de participación del citizen scholar  o “ciudadano científico”, aunque supone algunos retos científicos a los que todavía estamos haciendo frente.

- Deme ejemplos de humanidades con participación social.
- Entre los proyectos destacables se ha dado, el proyecto Transcribe Bentham, para transcribir documentos del filósofo Jeremy Bentham; o el Shakespeare’s World, un proyecto colaborativo entre el Oxford English Dictionary, el proyecto Zooniverse de Oxford University y Folger Shakespeare Library in Washington, D.C., que ofrece al público la oportunidad de transcribir documentos de la época de Shakespeare. Lo interesante es que todo el mundo puede colaborar y cuando transcriben alguna palabra que no aparece en el diccionario el sistema detecta esta nueva palabra o variante y la señala para los editores del diccionario, que luego deciden si quieren introducir el término o no. Esto ofrece al público una oportunidad para comprometerse con los contenidos de investigación que normalmente no tiene.

Estos experimentos, de los que hay varios ejemplos que podría nombrar, han abierto un espacio para mirar la relación entre la sociedad en general y las humanidades. Es cuestionable si eso es un método que se podría extender mucho, porque sólo hay un determinado número de proyectos que se pueden lanzar a la participación ciudadana, pero abre cuestiones interesantes.

Evidentemente, la relación entre las humanidades digitales y el público tiene una respuesta mucho más amplia que lo que he comentado aquí e incluye otros términos como la comunicación, el cuestionamiento de los papeles tradicionales, las instituciones de comunicación que tenemos. No es una pregunta fácil de resolver.

- ¿No se puede resentir el rigor en estos proyectos?
- Obviamente presentan unos retos relacionados con el rigor y la edición, pero es un tipo de dinámica más abierta y colaborativa, que no debe perder el rigor y el papel del investigador tradicional, que siempre va a estar ahí, porque siempre hace falta una persona que compruebe o realice un análisis o una revisión. Pero ofrecen, por un lado, un tipo de compromiso con la sociedad que las humanidades no suelen tener hoy en día y, por otro lado, una posibilidad, por la cantidad de personas que pueden participar, de editar, de transcribir, de digitalizar textos a un nivel inimaginable si sólo tenemos un equipo reducido de personas.

- ¿Y sobre los futuros humanistas, es necesario que tengan formación en competencias digitales dentro de sus carreras? ¿Se está haciendo ya?
Es importante tener formación en competencias digitales, pero que esta formación sea adecuada a las necesidades de alguien que quiere estudiar las humanidades. Las humanidades digitales han jugado un papel importante en este sentido con cursos informales, como el de la escuela de verano de LINHD aquí en el estado español, y formales, como el Máster en Humanidades Digitales del que soy director o el Máster que tienen también en esta Universidad.

Hay distintos objetivos de la formación, que dependen de la disciplina, y del tipo de futuro que cada investigador busca. Algunos van a querer estudiar el código de cerca -desde perspectiva humanística- mientras que muchos van a preferir entender los conceptos generales, para poder gestionar mejor el proceso y los datos digitales creados por su investigación.