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La UAB busca indicios de población visigótica en dos necrópolis romanas de Sant Cugat

Presenten primers resultats estudi antropològic de Can Graells i Can Cabassa
Foto: Localpress
Las excavaciones de Can Graells y Can Cabassa han permitido recuperar restos esqueléticos de un centenar de individuos, que estudian investigadoras de de la UAB. Los primeros resultados muestran cómo eran y qué enfermedades tuvieron. Estudios posteriores podrían permitir saber si había ya población de origen visigótico en la zona.

05/12/2017

La presentación de los resultados de las intervenciones arqueológicas y los primeros resultados antropológicos se han dado a conocer el lunes, 4 de diciembre, en la UAB, en un acto que ha contado con la participación de Eulàlia Subirà, profesora del área de Antropología Biológica de la UAB, y Andrea Fernández, investigadora predoctoral que estudia las migraciones de la población catalana en época tardo-romana en su tesis doctoral; Carmela Fortuny, tinenta de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Sant Cugat y Gemma Caballé, directora de la intervención de Can Graells. Las colecciones estudiadas pertenecen al Museo de Sant Cugat, con quien la Universidad trabaja en la investigación.
 
En total, las investigadoras están estudiando los restos de 98 individuos de 104 entierros de Can Cabassa y de 18 individuos de 23 tumbas de un sector de Can Graells. Ambas necrópolis pertenecen a la última etapa del imperio romano (s. III/IV-VII/VIII), un periodo de grandes cambios en que se produjo la entrada de los visigodos en la Península Ibérica. En Cataluña, sin embargo, todavía no se ha podido demostrar la presencia de población visigótica en este periodo. En este sentido, el estudio de ambas necrópolis podría permitir, además de conocer las características propias del grupo y el estado de salud de la población que se han presentado ahora, si se produjeron cambios poblacionales en este momento de transición histórica.
 
En los restos de Can Cabassa las investigadoras han identificado diferentes enfermedades y lesiones, así como patologías asociadas al sobreesfuerzo físico en individuos muy jóvenes -menores de 20 años-, como por ejemplo una hernia discal, debido al trabajo intenso propio de poblaciones que practican la explotación intensiva del terreno. Ahora, los estudios de isótopos y del estroncio permitirán conocer su alimentación y dar pistas sobre su procedencia geográfica.
 
En cuanto a Can Graells, han observado que la media de edad de los individuos no era muy alta y seguramente no estaban sometidos a una fuerte actividad física, dado que habían desarrollado más las extremidades superiores que las inferiores. Destaca el hecho que tres individuos presentan incisivos en pala, un carácter poco común en poblaciones caucásicas, pero habitual entre grupos asiáticos, lo que les hace pensar que podría tratarse de individuos foráneos o de una población cerrada y, por tanto, emparentada.
 
Las investigadoras confían en poder continuar la investigación hasta poder realizar el análisis genético de las muestras, lo que permitiría saber con mayor exactitud si hubo o no población de origen visigótica a las villas romanas de Sant Cugat. La continuidad del estudio depende de la obtención de la financiación necesaria.
 
El descubrimiento de las necrópolis

El sector de la necrópolis de Can Graells salió a la luz el pasado mes de junio, durante el proceso de construcción de un nuevo edificio en los terrenos de la empresa Hewlett Packard en Sant Cugat, que financió los trabajos de investigación. La intervención arqueológica realizada apunta a un posible asentamiento agrícola de la época tardo-romana (entre los siglos III y IV), a pesar de que de momento no ha sido localizado el asentamiento donde vivían los individuos localizados en la necrópolis, si bien podrían estar relacionados con el conjunto de silos localizado en el yacimiento vecino de Can Marcet.
 
Las 23 tumbas estaban excavadas en el subsuelo en fosas simples y se presentaban mayoritariamente en caja de tégula (teja plana romana) de doble vertiente. Todas ellas contenían un solo individuo, excepto una, con dos. Todos los individuos se encontraban en posición de decúbito supino.
 
Por otro lado, Can Cabassa fue localizada en dos fases (2000-2001 y 2008), al ritmo del proceso de urbanización del barrio del mismo nombre. Se trata de una villa romana que tuvo su momento de esplendor en los siglos IV y V y que incluye tres áreas de necrópolis (del siglo III al VI) con diferentes tipologías de tumbas, más un conjunto de entierros aislados (siglos IV-V), algunos de los cuales con individuos abocados en silos.
 
Los restos de ambas necrópolis permiten constatar que la zona de Sant Cugat ya tenía una población estable en la época tardo-romana. Junto con la villa de Can Cabassa se creó también la fortificación romana y la basílica paleocristianas de Octaviano, precedentes del actual monasterio del municipio.