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30/09/2013

"Para transformar un descubrimiento biomédico en un medicamento se debe invertir con mucho riesgo"

Luis Ruiz, CEO de Janus Development
Luis Ruiz es doctor en biología molecular y socio fundador de Janus Developments, una incubadora de proyectos biomédicos originados en entornos académicos. Tiene una amplia experiencia como investigador y docente universitario, además de una trayectoria empresarial consolidada por su paso por Almirall, Advancell o ERA Biotech. Ruiz participa como ponente en el Programa de Generación de Ideas, organizado por la UAB y el Parc de Recerca UAB, y dirigido a estudiantes de doctorado e investigadores del sector biomédico y biotecnológico. 
Luis Ruiz, CEO de Janus Development

¿Cree que la distancia entre la investigación y su aplicación es muy grande?
Sí , enormemente grande, sobre todo en el ámbito de la biomedicina. En este sector es muy difícil prever si una búsqueda dará los resultados finales esperados. La biología es la menos exacta de todas las ciencias y por mucho que se conozcan las bases científicas que hay detrás de un nuevo fármaco no podemos conocer exactamente cómo responderá en un individuo. Así que para conseguir transformar un descubrimiento biomédico en medicamento se debe avanzar paso a paso, y siempre invirtiendo con mucho riesgo y en base a una reducida expectativa de éxito. Yo siempre digo que el negocio de la biomedicina es como un negocio de "pagar para ver" porque para avanzar en el desarrollo de una investigación a realizar experimentos, los cuales se deben pagar antes de conocer los resultados.
 
¿En Janus Developments intentan acortar esta distancia?
Acortar esta distancia es imposible, porque es intrínseca a la biomedicina. A Janus lo que intentamos es hacer de puente entre el conocimiento biomédico que se genera de la investigación académica y su valor económico y social. Analizamos los proyectos de investigación y detectamos los puntos donde fallan para poder entrar en la cadena de valor. Entonces buscamos cómo y quién puede solucionarlos para que acaben generando las expectativas necesarias para que un tercero quiera invertir.
 
¿Cómo valorizan las tecnologías que les llegan?
Analizamos los proyectos que nos llegan desde cuatro perspectivas de viabilidad: la comercial, que se fija en la propiedad intelectual y la capacidad que tiene ese proyecto para establecer barreras en el mercado, la industrial  que depende de que la tecnología sea técnicamente viable en su producción, la técnica, que se basa en si la tecnología tiene una base sólida, y la reguladora, que marca si tendrá un camino difícil para establecerse en el mercado en el aspecto normativo. Una vez hecho este análisis y detectados las carencias que tiene la tecnología, tomamos el control del proyecto para solucionarlas y convertirlo en un proyecto atractivo para entrar en la cadena de valor.
 
¿Qué características cumplen los proyectos en los que invierten?
Por definición, la mayoría de proyectos provienen de la investigación universitaria. Básicamente, invertimos en el desarrollo de fármacos y, cada vez más, también en dispositivos médicos. Pero no cerramos la puerta a ningún proyecto del sector, ya que si cumple todos los requisitos que nos marcamos, entraremos a invertir.
 
¿Y cuáles son estos requisitos?
De entrada tenemos que entender el proyecto y estar seguros de que podremos solucionar las carencias que tiene con una inversión máxima de 250.000 euros. El tiempo también es importante, ya que nos ponemos el límite de dos años para hacer madurar un proyecto.
 
¿Cómo acaban materializando estos proyectos?
Depende de cada proyecto. La entrada a al cadena de valor no va asociada ni con la creación de una empresa, ni una licencia, un producto concreto, etc. Pero visualizar este camino es muy importante, ya que no es lo mismo trabajar en un proyecto para acabar creando una empresa que generar una licencia. Por ejemplo, si tenemos una plataforma tecnológica amplia es lógico que acabamos creando una empresa. A veces lo que hemos hecho es agrupar diferentes tecnologías- aunque vinieran de diferentes instituciones- y con ello hemos creado un paquete y hemos creado una empresa.
 
¿Hasta dónde llega su participación?
Nuestra participación llega hasta consolidar el proyecto. Si creamos una empresa, normalmente gestionamos la empresa los primeros años, y así recuperamos parte de nuestra inversión. Si firmamos un acuerdo de licencia de patente, muchas veces la propia empresa a la que licenciamos nos contrata como gestores del proyecto para ejecutar el plan de continuidad de aquella tecnología. La vinculación a los proyectos puede ser muy larga.
 
Ha participado en la creación de diferentes empresas biotecnológicas. ¿Qué particularidades tienen las empresas biotec?
La gran mayoría están fundadas por científicos que tienen un vínculo emocional como fundadores. Este punto puede hacer que a la larga surjan tensiones societarias, debido a que los investigadores tienen unas ideas, los inversores otras y los socios industriales otras. Son proyectos de alto riesgo, en los que conviven muchos intereses, y con un grado de investigación y desarrollo muy grande detrás.
El sector va creciendo pero todavía no hay un mercado biotecnológico, entendido como Boston- que cada día hay una empresa que se vende, que se compra , operaciones de 300-400 millones de euros-. Aunque no es relevante económicamente. Dentro de cinco años tendremos alegrías. La prueba es que todavía se crean empresas, y las que han sobrevivido a la selección normal del sector están avanzando, como Oryzon Genomics, Advancell, Era Biotech o Archivel
 
¿Qué le llevó a dejar la investigación académica para comenzar una trayectoria empresarial?
Cuando volví del post doctorado estuve mirando qué opciones tenía. Tenía la opción de continuar en el sector público pero quise probar suerte en la industria, realmente porque tenía curiosidad y quería descubrir un mundo que desconocía. Bromeando, siempre digo que me pasé al lado oscuro de la fuerza. Fui a una entrevista de gestor de proyectos en Almirall y me quedé cuatro años.
 
Ha publicado varios libros sobre el sector biotecnológico. En el último que ha escrito, "El cerdo que canta: leyes , parábolas y proverbios para sobrevivir a la innovación", habla de la gestión de empresas innovadoras desde el humor y a partir de parábolas. Qué refrán le gusta más para explicar cómo sobrevivir a la innovación?
 
Me gusta utilizar la expresión es como "hacer un plato de huevos con bacon" para referirme a la creación de empresas. Es muy divertido buscar la relación, porque para hacer un plato de huevos con bacon se necesita una gallina y un cerdo. La gallina se implica porque pone un huevo, pero por el hecho de pondre'l no cambia su condición de gallina. En cambio, el cerdo se compromete, ya que para hacer bacon se debe sacrificar. En todo proyecto empresarial debe haber un cerdo, una persona que se comprometa completamente al proyecto. El equipo es importantísimo: un equipo comprometido, bueno y ágil, capaz de tomar decisiones y reaccionar ante las circunstancias puede hacer de un proyecto mediocre un proyecto bueno, por el contrario, un equipo mediocre con un proyecto excelente no hará nada.
 
Me viene una frase en la cabeza que ejemplifica muy bien el negocio de la biomedicina: "la gacela y el león podrán yacer juntos , pero la gacela no dormirá del todo tranquila". En este negocio hay empresas muy potentes que hacen sentir a las pequeñas biotecs indefensas. Pero también hay que tener en cuenta que "una cebra no necesita correr más que una leona, basta que corra más que las otras cebras". Aunque el mercado es muy asimétrico, se debe correr más que los competidores que tienes al lado.

 
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