"No temo por mi vida porque estoy haciendo lo que tengo que hacer"

Ládio Veron
Las comunidades guarani-kaiowa viven principalmente en Mato Grosso do Sul, en Brasil. Ládio Veron explicó su realidad y sus problemas con el gobierno brasileño a una charla que pronunció el 21 de marzo, en la Facultad de Filosofía y Letras, dentro de una gira por Europa.

27/03/2017

Ládio Veron ha sido designado para realizar un viaje por Europa por la gran assemblea guaraní-kaiowá (Aty Guaçu). El objetivo es establecer contactos en el continente para construir una red internacional de apoyo a su causa e invitar a las organizaciones involucradas en la red a viajar en Mato Grosso do Sul para tomar contacto con las comunidades guarani-kaiowa y cooperar con ellas. Las comunidades guarani-kaiowa se ven afectadas por una ordenanza del gobierno brasileño Michel Temer que les dificulta -como también a los demás pueblos originiarios del país- obtener el registro legal de sus tierras o mantenerlo si ya la habían obtenido. Veron, además, denuncia la represión que se ejerce sobre sus movilizaciones y reflexiona sobre la convulsa situación política que atraviesa Brasil. El 21 de marzo pasado, dio una charla en la Facultad de Filosofía y Letras, organizada por el Departamento de Antropología Social y Cultural.

¿Qué intereses comerciales hay en las tierras ancestrales de las comunidades guaraní-kaiowá?

Empresas como Raízes, Burg, Monsanto, etc. están cultivando eucalipto, celulosa, caña de azúcar o soja. Y está también la industria del gas. Los residuos de esas fábricas contaminan las fuentes de agua. Y muchos bosques están siendo devastados por esas empresas que no son controladas por el gobierno porque es el propio gobierno quien les tiende la mano para que planten. El Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis (IBAMA) debería cuidar los bosques pero no lo hace. Y el Imasul, el instituto de medio ambiente de Mato Grosso do Sul, da libertad a las empresas para que practiquen la deforestación ilegal. Si, algún día, el gobierno nos devuelve nuestros territorios, nos va a devolver una tierra desnuda y tendremos que trabajar mucho para reforestarla.

¿Qué territorios reivindican?

Estamos reivindicando unas zonas pequeñas pero, aun así, es difícil que el gobierno nos las entregue. La larga espera, además, genera mucho conflicto. No hay diálogo entre los terratenientes y nosotros porque ellos ya llegaron disparándonos. Entre 2003 y 2014, murieron 385 líderes indígenas.

Su padre fue uno de esos líderes indígenas represaliados (Marcos Veron fue asesinado en 2003).

Fue un gran líder y ayudó a Lula a salir elegido presidente. En su primer año de mandato, mi padre vino aquí a Europa y, al volver a Brasil, fue asesinado. Fue muy duro para nosotros pero hemos seguido luchando en su lugar. No sé lo que me espera a mí cuando vuelva. Estoy seguro de que hay empresarios y parlamentarios enfadados conmigo porque estoy aquí. Pero no temo por mi vida porque estoy haciendo lo que tengo que hacer: explicar la verdad para que nuestros hermanos europeos sean conscientes de lo que está pasando en Mato Grosso do Sul.

Las tierras, no obstante, han sido reconocidas como suyas.

El reconocimiento de las tierras se apoya en estudios antropológicos que ya fueron publicados en el diario oficial de la unión. El propio ministro de justicia dio ya su beneplácito al reconocimiento de esas tierras como área indígena. Deberían proceder a la homologación y la demarcación, y entregárnoslas. Pero no concretan nada porque ven un probable negocio allí. Tenemos aún mucha lucha por delante.

Ha hablado en la conferencia de una realidad social muy dura: mucha mortalidad infantil, un alto índice de suicidios...

Entre nosotros hay mucha mano de obra barata, indígenas que trabajan la caña. Y, hoy, las máquinas substituyen a esa mano de obra. No hay trabajo y cuesta mantener a los hijos. Además, en el sector del comercio, no quieren contratar a indígenas. Algunos acaban suicidándose porque no hallan una esperanza. Por otra parte, entre la comunidad que vive en los campamentos, hay una alta mortalidad infantil por falta de alimentos. No tenemos sustento porque no podemos cultivar la tierra. Hay el SESAI, una secretaría de salud especial para indígenas; pero sólo es un nombre, no ofrece una verdadera atención. Hay niños que mueren camino del hospital cuando los llevan sus madres.

Y, además, tienen que enfrentarse a los paramilitares.

Hay cinco milicias y cada una tiene más de diez mil soldados preparados para echarnos de las tierras junto con la policía, los militares o la policía federal cuando un juez manda sacarnos. La amenaza de desalojo es muy dura porque no nos avisan antes, llegan directamente para echarnos. Y, en el desalojo, la gente pierde todo lo que tiene, no tienen ni una lona para acampar en condiciones. Intentamos grabar los ataques pero la policía no nos deja.

¿Ha cambiado la relación de las comunidades guaraní-kaiowá desde que fue derrocada la presidenta Roussef y accedió Temer al poder?

No va a cambiar hasta que no recuperemos nuestra tierra. El gobierno Temer no está ayudando. Con Lula y Djilma, existía al menos un apoyo, pero era muy poco. Lula mandó un equipo para realizar un censo para que cada familia tuviera una bolsa de ayuda económica. Pero, con la entrada de Temer, casi todas las bolsas han sido bloqueadas.

¿Adónde más va a viajar en su gira por Europa?

Voy a estar en doce países para mostrar al mundo lo que está pasando en Mato Grosso do Sul. Sólo queremos nuestra tierra para trabajarla, construir nuestras casas, criar a nuestros hijos, seguir nuestras tradiciones... Pero el gobierno va de mal en peor. Hay muchas protestas ahora en Brasil, no veo una salida para el país. Temer dio un golpe contra Djilma y por eso está protestando tanta gente: el movimiento indígena, el MST (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra), el movimiento negro, el movimiento quilombola... Los movimientos sociales en todo el país están en la calle gritando "fora Temer!"