'No me gusta la palabra 'refugiado'. Son personas, con carreras profesionales y ambiciones como nosotros'

Omar Sabri, estudiant de segon curs del Grau en Direcció Hotelera
Omar Sabri es estudiante de 2º del Grado en Dirección Hotelera. En febrero de 2016, se fue a Grecia para ayudar en un campo de refugiados kurdos y, seis meses después, fue a Serbia para ayudar a quienes esperan cruzar la frontera. Ahora, sigue abogando por el cambio como voluntario de la asociación Humanity Wings.

14/12/2017

Soy Omar, de Vilassar de Mar, estoy estudiando Dirección Hotelera y siempre he tenido de muy pequeño la inquietud de ayudar a las personas… Hace un año, después de ver el documental Astral sobre Proactiva Open Arms, con un amigo, decidimos que debíamos hacer algo.

•  Os fuisteis a un campo de refugiados en Grecia. ¿Cómo surgió?

Hicimos una búsqueda de contactos para ver cómo podíamos ir, pero no encontramos nada. Como hago natación, incluso llegué a ponerme en contacto con Proactiva para ir a ayudar con los rescates en el mar...

No encontrábamos ninguna manera, hasta que conocimos a un chico y a una chica de Mataró que hacían un Trabajo de Investigación sobre los refugiados, y tenían contactos. Su parte práctica era ir a un campo, originalmente para llevar medicinas, pero terminaron realizando otras tareas. Aprovechamos la oportunidad y, durante febrero del 2016, fuimos a Sindos-Tesalónica, al norte de Grecia, a los campos de refugiados de Karamanlis, trabajando con la asociación Salam Cultural Museum y The Swiss Cross.

•  ¿Qué vivisteis en ese campo?

Nosotros estábamos en un campo 5* de lujo [ríe]. En Karamanlis, tienen tiendas de campaña y buenos suministros, pero otros no tienen esa suerte. El ejército griego, después de desmantelar los campos, ha reubicado a los refugiados en distintos campos para evitar peleas. En ese momento, en Karamanlis había unas 250 personas, pero había llegado a acoger hasta 700. La mayoría eran sirios kurdos, que venían del anterior campo de Eko, en Idomeni.

Allí jugábamos y organizábamos actividades para los niños, les enseñábamos todo aquello que podíamos: el abecedario, a sumar y restar, inglés...

•  Fueron dos semanas intensas...

Todos te explican su historia... es inevitable ser empático con las personas. Porque no me gusta la palabra ‘refugiado’. Son personas, con carreras profesionales y ambiciones como nosotros. Tengo amigos con quien aún sigo en contacto, y llevan cuatro años yendo de un campo a otro desde su huida.

Lo peor de todo son los niños, algunos huérfanos, otros nacidos en campos de refugiados, sin posibilidades de ir a la escuela ni tener un futuro.

Hay tantas cosas por explicar... pero bien, he estado en Grecia, y también en Serbia.


•  ¿A si?

Sí, después de Grecia, volvimos con la sensación de que teníamos que hacer algo. Y con este chico y esta chica del Trabajo de Investigación, con quienes compartíamos este sentimiento, decidimos organizarnos y crear una asociación. Cada uno envió mensajes a amigos y familiares para que hiciesen donaciones, y así es como nació Humanity Wings. En Grecia, con un fondo de 2.000 euros a través de las donaciones durante una campaña llamada “Netegem la Guerra”, compramos comida para los refugiados y que pudiesen cocinarse comidas más consistentes, como la carne, que quizás hacía meses no comían.

Fue entonces cuando, a través de una persona que estaba en Grecia, supimos que las condiciones de los refugiados en Serbia eran aún más precarias. Las personas duermen en espacios abandonados cerca de la frontera con Hungría, esperando el mejor momento para poder cruzar y llegar a territorio europeo. Eso es lo que ellos llaman hacer el “game”. En uno de estos puntos fronterizos, como Subotica, entre 300 y 400 personas esperan días y días, sin ningún tipo de atención ni apoyo. Así que, en colaboración con Médicos Sin Fronteras, decidimos ir a comprar duchas portátiles, cargar un gran bidón de agua en una furgoneta e ir pasando por los diferentes puntos ofreciendo una ducha, agua y comida, como arroz, macarrones...

•  ¿Durante cuánto tiempo?

Este proyecto empezó este mes de julio. Y yo fui a Serbia en agosto, hasta el 15 de setiembre, junto con el último grupo de voluntarios.
 
•  Y ahora, ¿tenéis proyectos en activo?

¡Ahora no paramos! Todos tenemos nuestras vidas aquí y nuestros estudios universitarios, ¡pero donde hay más trabajo es aquí! Lo más importante es trabajar en casa, a través de la sensibilización. Con Humanity Wings nos estamos reuniendo con ayuntamientos, hacemos charlas divulgativas en las escuelas, organizamos actos solidarios... todo para poder dar a conocer la problemática y la tarea de la asociación, y recaudar fondo para seguir financiando futuras acciones.

De hecho, ya hay un pequeño grupo que se está preparando este inverno para volver a Serbia...


•  Ahora estás estudiando el segundo curso de Dirección Hotelera, empezando tu etapa universitaria a la vez que tuviste esta necesidad de implicarte con la causa...

Sí, una de las cosas que más me ha enseñado el haber vivido esta experiencia es que tenemos mucha suerte de vivir donde vivimos, envueltos de todo lo que tenemos. No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y esto es lo que les ha pasado a las personas que hoy están estancadas en Grecia y Serbia.

Yo todo esto se lo digo a mis compañeros de clase, y también les informo de todo lo que hacemos con la asociación. En nuestros perfiles de InstagramTwitter y Facebook también explicamos toda nuestra actividad.

•  ¿Crees que esta experiencia marcará tus perspectivas de futuro a nivel profesional?

Ahora mismo, tengo la suerte de poder estar estudiando en la Escuela, haciendo un Grado que tiene muchas salidas profesionales, aunque es un mundo que justo ahora estoy empezando a descubrir.

En cuanto a mi actividad en la asociación, creo que las entidades pequeñas cada vez somos más imprescindibles, y eso nos anima a mí y a mis compañeros a seguir trabajando, a no desistir. Empezamos siendo 6 personas en la asociación y, ahora mismo, ya somos unas 80 personas voluntarias.

•  ¿Volverás pronto a Serbia?

Donde presionas de verdad y sensibilizas a la gente para provocar el cambio es aquí. Nosotros siempre decimos que ir al terreno supone cargar energías. Vamos a Grecia y a Serbia a revivirnos para seguir haciendo el trabajo de aquí, que es donde se puede presionar más a los gobiernos. Para mí, tareas como ir a explicar la situación de los refugiados en espacios cívicos y centros educativos, así como organizar actos solidarios, son esenciales para concienciar. Ahora, el próximo paso es intentar ir a dar charlar en las universidades.

•  Para aquellos que quieran colaborar con Humanity Wings, ¿dónde pueden dirigirse?

Todas las personas que quieran colaborar con nosotros, ya sea a través de alguna donación o ayuda, encontrarán la información en las redes sociales o en la página web, aunque ahora mismo la estamos renovando gracias a unos chicos del Tecnocampus de Mataró, que nos ofrecieron su ayuda.

I si alguien de la Escuela quisiera colaborar o le ha gustado nuestro proyecto... ¡que venga a hablar conmigo! Cualquier voluntad de ayuda es bienvenida. ¡Nosotros tenemos siempre las puertas abiertas para todo el mundo!