El antropólogo Hugo Valenzuela analiza el surgimiento del turismo de experiencia

Ponència d'Hugo Valenzuela
El profesor e investigador del Departamento de Antropología Social y Cultural ofreció una ponencia, durante la clausura de la edición de este año del Máster en Turismo y Humanidades, para analizar el surgimiento del turismo de experiencia como consecuencia del paso hacia una etapa de producción y consumo posterior al posfordismo.

11/05/2018

La clausura de la edición 2017-2018 del Máster en Turismo y Humanidades se celebró el pasado miércoles 9 de mayo, con una ponencia impartida por el Dr. Hugo Valenzuela, investigador del Departamento de Antropología Social y Cultural de la UAB, y también profesor de esta maestría, que reunió a unos veinte alumnos en el emblemático edificio modernista de Casa de Convalescència, en Barcelona.

Bajo el título “Turismo de experiencia: reflexiones sobre las consecuencias (im)previsibles del desarrollo de la moderna economía de mercado”, el conferenciante analizó el surgimiento del turismo de experiencia vinculado a las motivaciones del turista (o consumidor) que busca la obtención de satisfacciones intangibles, no materiales, de índole más subjetiva y personal, y que lo alcanza a través de ideas, de experimentar emociones o vivencias únicas que le hacen crecer interiormente como persona.

Pero previamente, a esta exposición, Valenzuela definició el turismo como una construcción social, que refleja una serie de expectativas, valores, idiosincracias de las personas y sociedades, y además, és un hecho excepcional, gracias al cuál se rompe rutina de la cotidianidad, y nace como controposición al mundo laboral, dónde se realizan las actividades que las obligaciones del mundo del trabajo no permiten durante el día a día.

El turismo es una forma de consumo y una gran industria económica, que también el investigador analizó en su discurso, y lo correlacionó con el régimen de acumulación (o sistema de trabajo y consumo de cada momento histórico.

En este sentido, con el taylorismo, coincidente con el período de éxodo rural del campo a la ciudad, con el estallido de la industrialización, la producción se basaba en bienes tangibles, con poca diversidad, y el consumo era básico, más de subsistencia. En esta época el turismo masivo era incipiente.

Con la llegada del sistema de producción fordista, que impulsaba la producción y consumo en masa, los productos que se fabricaban y vendían eran estandarizados, poco flexibles, pero los trabajadores ya podían disfrutar de un pequeño plus en su salario, fruto de las vacaciones pagadas que las industrias implantaron, que permitía, que se lo pudieran gastar en turismo, hecho que contribuyó a desarrollar el turismo de masas, junto con las mejoras en el transporte, la democratización del automóvil para el gran público, y la estabilidad política en los destinos turísticos.

A partir de los años 70 del siglo pasado, comenzó a cambiar el sistema de producción pasando al postfordismo, produjiéndose bienes más personalizados, dirigidos a segmentos determinados de la población, cada vez, con más diversidad y flexibilidad de productos, para satisfacer todos los diferentes tipos de consumidores. En este sentido, el turismo se "customiza" en función de las necesidades de sus clientes. Aparecen varias propuestas de turismo que son rentables y crecientes en demanda (turismo de aventura, safaris, turismo gastronómico, etc.).

Hacia el turismo de experiencia

En la actualidad, ya desde los años 90, la tendencia ha ido cambiando hacia el posfordismo avanzado cognitivo, como mencionan los expertos, dónde la economía y la cultura se basa en la experiencia, más enfocada a la manera de ofrecer servicios (más que el servicio en sí) para crear vivencias únicas y exclusivas, que contribuyan a satisfacer, de forma intangible, las necesidades y demandas de los consumidores.

El turismo puede generar productos irrepetibles, que favorezcan que el cliente logre una gran satisfacción interior, personal, que le ayude a su autorrealización, con experiencias únicas y exclusivas, que generen emociones, sensaciones y recuerdos que se puedan llevar a casa. En este sentido, Valenzuela consideraba que al turismo se le abría una gran abanico de oportunidades para poder ofrecer servicios y experiencias a sus consumidores.

El acto académico finalizó con varias reflexiones que aportaron los estudiantes delante de este nuevo contexto económico, cultural y turístico.